El autismo es una afección de por vida, que padece el 1,1% de la población adulta y se caracteriza por dificultad en la interacción social y en la comunicación, con conductas rígidas y repetitivas. Aunque en algunas personas el autismo se diagnostica en la infancia, por cada tres casos conocidos hay otros dos sin diagnóstico. En 4 de cada 5 adultos con autismo, el diagnóstico es difícil y hasta imposible aunque puedan presentar todos los síntomas característicos.
Es especialmente difícil identificar el autismo con buen funcionamiento (síndrome de Asperger) antes de la etapa adulta y se le puede confundir con depresión, trastornos de la personalidad o psicosis. La falta de diagnóstico conduce a tratamientos inadecuados y a derivaciones repetidas, especialmente en adultos con autismo y coeficiente de inteligencia mayor a 70 y muchos pacientes sufren la exclusión social y económica.
Todo personal que trabaje con pacientes adultos afectados de autismo debe conocer:
• la naturaleza, el desarrollo y la evolución del autismo;
• el impacto sobre el funcionamiento personal, social, educativo y laboral;
• el impacto del entorno físico y social.
Para identificar el autismo, se debe considerar cuando la persona presenta uno o más de los siguientes:
• dificultad persistente en la interacción social.
• dificultad persistente en la comunicación social.
• Conductas estereotipadas (rígidas y repetitivas), resistencia a los cambios e intereses limitados; y uno o más de los siguientes:
• dificultades para obtener y mantener empleo o educación.
• dificultades para iniciar o mantener relaciones sociales.
• contacto actual o anterior con servicios de salud mental o que tratan problemas de aprendizaje.
• antecedentes de trastornos neuroevolutivos (dificultades de aprendizaje, trastorno de déficit de atención e hiperactividad), o trastorno mental.
En los adultos con autismo y sin discapacidad o con discapacidad mínima para el aprendizaje y que tienen dificultades laborales, se sugieren las siguientes recomendaciones:
• asistencia para escribir curriculum vitae y solicitudes de empleo y asesoramiento para entrevistas.
• entrenamiento para la conducta ante determinados trabajos.
• evaluar la capacidad y la solvencia del autista ante un determinado trabajo.
• aconsejar a los empleadores para que efectúen ajustes razonables en el lugar de trabajo.
• brindar apoyo continuo al paciente durante su actividad laboral.
• brindar apoyo al empleador antes y después de que la persona con autismo comience a trabajar
Para el tratamiento de los síntomas no se deben administrar los siguientes tratamientos: anticonvulsivos, antipsicóticos, quelación, estimulantes de las funciones cognitivas, oxitocina, secretina, fármacos reguladores de la testosterona, antidepresivos y oxígeno hiperbárico.
Apoyo a familiares y personas a cargo del adulto autista
Ofrezca a las familias, las parejas y las personas a cargo de adultos con autismo la evaluación de sus propias necesidades, incluido el apoyo personal, social y emocional; apoyo en su función de cuidadores, como el descanso de esta función; consejos y apoyo para obtener ayuda; planificación del cuidado a futuro de la persona con autismo.