El estudio reveló que aquellas personas que adoptaron cambios saludables en su vida diaria lograron prevenir el desarrollo de enfermedad coronaria y la formación de depósitos de calcio en las arterias del corazón en un 80%.
La investigación publicada en el American Journal of Epidemiology (Revista Americana de Epidemiología), revela que las personas que ganaron el mayor beneficio fueron aquellas que no fumaban, conservaban un peso óptimo, eran físicamente activas y consumían una dieta mediterránea.
Si bien no podemos modificar nuestra genética, si podemos hacer mucho por cuidar nuestra salud con ciertos cambios muy sencillos:
1.- No fumar
Los científicos afirman que una persona sana NO FUMA. Aunque conserve su peso ideal, haga ejercicio y tenga una dieta saludable una persona que fuma tiene un alto riesgo cardiovascular. El cigarro no solo aumenta la posibilidad de sufrir infartos de corazón y de cerebro, también incrementa la posibilidad de desarrollar todos los tipos de cáncer del organismo además de aquellos directamente relacionados con el tabaquismo (pulmón, lengua, boca, laringe y vejiga).
2.- Mantener el peso ideal
Las personas sanas tienen un índice de masa corporal menor a 25 y sobretodo bajo porcentaje de grasa corporal. Un índice de masa corporal entre 18.5 y 24.9 se considera saludable.
3.- Tener actividad física
No se trata de correr maratones, es suficiente hacer ejercicio 30 minutos al día aun ritmo cardiaco que permita sostener una conversación. Sin embargo, otros estudios revelan que lo ideal es ejercitarse 90 minutos al día para aumentar los niveles de colesterol bueno o lipoproteínas de alta densidad (HDL). Para mejorar la condición física se recomienda ejercitarse a un ritmo cardiaco de 180 menos la edad en promedio.
Para las personas que no pueden dedicar un tiempo a realizar actividad física vigorosa se sugiere el uso de un podómetro para medir la cantidad de pasos dados cada día, procurando superar los 10,000 con un mínimo de 5,000.
4.- Optar por alimentos saludables
El estudio encontró que las personas más saludables tenían una dieta mediterránea. Esto se traduce en una alimentación baja en carbohidratos, rica en proteína magra y grasas saludables. Pero lo ideal es sugerir que las personas coman como los mediterráneos, es decir muchas frutas y verduras, nueces con grasas saludables, pescado (y menos carnes rojas), carbohidratos de granos enteros y aceite de oliva crudo. Es una dieta deliciosa y sumamente saludable que permite incluir los antojos de alimentos dulces, salados y comidas completas. Un ejemplo es iniciar con una suculenta ensalada con lechuga, aceitunas, pepinos y jitomate, aderezada con una vinagreta con aceite de oliva, después se puede optar por un salmón a las brasas con vegetales poco cocidos y arroz integral y finalmente un “parfait” con frutas y nueces.
Si uno opta por esta forma de vida, logrará tener una vida más larga y sobretodo sentirse mejor los años que le toque vivir.