El humor es uno de los tópicos que intrigan a los neurocientíficos: ¿por qué ciertas frases, gestos o situaciones «nos hacen cosquillas» en el cerebro?
Según una investigación del neurocientífico Tristan Bekinschtein y sus colegas Matthew Davis, Jennifer Rodd y Adrian Owen, publicada en el Journal of Neuroscience , uno de los resortes que mueven a la sonrisa es la ambigüedad semántica, especialmente cuando en ciertas frases la palabra con múltiples significados se encuentra al final
La pregunta sobre por qué ciertas cosas nos resultan graciosas se planteó hace siglos, pero sólo fue posible comenzar a contestarla con pruebas objetivas, con imágenes de resonancia magnética funcional que permiten registrar qué regiones del cerebro se activan ante determinados estímulos.
En 2001 se realizaron estudios para explorar los mecanismos cerebrales del humor. Este trabajo en particular consiste en que usaron chistes verbales que se basan en palabras ambiguas y controlaron muy bien las imágenes con los circuitos cerebrales que se activaban con otras frases sin ambigüedad.
Para estudiar estos mecanismos, los científicos les hicieron escuchar a 12 sujetos de entre 18 y 35 años conjuntos de 23 frases con significados no ambiguos, poco ambiguo, y chistes o juegos de palabras. El análisis de las imágenes permitió relacionar los procesos cognitivos que subyacen en el humor lingüístico, en particular el provocado por frases ambiguas, tales como las relacionadas con el procesamiento del lenguaje y las dopaminérgicas, vinculadas con el placer y la recompensa inmediata.
Las imágenes de resonancia magnética mostraron activación en gran parte de la red del lenguaje. Pero al parecer los chistes y la ambigüedad semántica tocan además otros resortes. Es algo muy sutil, explica el científico, parecería que este tipo de bromas activan algunos circuitos más que una frase cualquiera. Y también las áreas vinculadas con la recompensa y la emoción.
Resulta muy difícil controlar las bromas, porque no se sabía qué era lo que tenían de especial, entender qué es un chiste, y encontrar qué lo gracioso es bastante complicado.
El humor sólo es posible si uno es capaz de desarrollar cierto nivel de pensamiento abstracto. Se lo podría definir como una especie de placer intelectual