Una comunidad ecuatoriana puede tener la clave contra el cáncer

Una comunidad en Ecuador, afectada por enanismo y que nunca ha presentado casos de cáncer o diabetes, podría tener la clave para combatir estas enfermedades mortales

El estudio, publicado en Science, fue llevado a cabo por un equipo de científicos de Estados Unidos y Ecuador durante más de 20 años. Los investigadores siguieron a los pobladores de una comunidad ubicada en las faldas de los Andes formada por individuos de estatura inusualmente baja.

Muchos de los individuos  padecían un raro trastorno, llamado síndrome de Laron, una deficiencia genética que evita que el organismo utilice adecuadamente la hormona del crecimiento. Los científicos creen que esta mutación genética podría ser la clave para prevenir dos de las peores enfermedades de la humanidad: el cáncer y la diabetes.

Tal como señalan los investigadores, el estudio plantea la posibilidad de desarrollar un medicamento que ofrezca una protección similar en adultos de estatura normal.

La investigación comenzó cuando el doctor Jaime Guevara Aguirre, especialista en diabetes del Instituto de Endocrinología, Metabolismo y Reproducción en Quito, Ecuador, descubrió en 1987 a la comunidad en la provincia de Loja en el sur del país. El médico decidió entonces estudiar las razones por las cuales los niños del poblado mostraban atrofia en el crecimiento.

Al llevar a cabo un reconocimiento general el médico observó un patrón en la comunidad: entre los pobladores con enanismo no había casos de cáncer mientras que la enfermedad era prevalente entre sus parientes de estatura normal.

Las personas con deficiencia en el receptor de la hormona de crecimiento no desarrollan dos de las principales enfermedades de la vejez. También tienen una incidencia muy baja de derrames cerebrales, aunque todavía no se ha determinado qué tan significante es el número de estas muertes

El investigador también se dio cuenta que los adultos con síndrome de Leron no morían a causa de las enfermedades crónicas usuales, como las cardiovasculares.

El doctor Guevara compartió sus hallazgos con el doctor Valter Longo, especialista en envejecimiento de la Universidad del Sur de California y ambos decidieron explorar las mutaciones genéticas de los pobladores ecuatorianos. Los científicos estudiaron a unos 100 individuos con síndrome de Leron y a unos 1.600 parientes de estatura normal que vivían en los mismos pueblos.

Durante los 22 años que duró el seguimiento, los científicos no documentaron casos de diabetes entre los ecuatorianos con síndrome de Leron y sólo observaron un caso de cáncer no letal. Sin embargo, entre los individuos de estatura normal un 5% fue diagnosticado con diabetes y 17% con cáncer.

Como se asumió que tanto los factores de riesgo ambiente como otros factores genéticos eran los mismos entre ambos grupos, los investigadores concluyeron que la responsable -al menos entre los adultos que ya habían pasado su período de crecimiento- era la actividad de la hormona de crecimiento.

El síndrome de Leron se caracteriza por una resistencia del organismo a la hormona de crecimiento -encargada de estimular el crecimiento y la reproducción celular- lo cual resulta en un tipo de enanismo.

Las personas con deficiencia en el receptor de la hormona de crecimiento no desarrollan dos de las principales enfermedades de la vejez. También tienen una incidencia muy baja de derrames cerebrales, aunque todavía no se determina qué tan significante es el número de estas muertes.

El síndrome de Laron tiene un doble efecto protector: protege al ADN de los daños oxidativos y promueve la muerte de las células muy dañadas.

También observaron que los sujetos con Laron tenían niveles muy bajos de insulina y una baja resistencia a la insulina, lo cual explica la ausencia de diabetes. Actualmente ya existen medicamentos aprobados en Estados Unidos para bloquear la hormona de crecimiento en humanos, pero se utilizan únicamente como tratamiento de la acromegalia, una enfermedad vinculada al gigantismo.

Los científicos subrayan que este tipo de fármaco sólo sería apropiado como tratamiento preventivo de cáncer hasta que se inicia la vejez, cuando comienza a disminuir la actividad de la hormona de crecimiento. Para comprobar si el bloqueo de la hormona de crecimiento protege realmente a las células humanas de los daños químicos, el Dr. Longo y su equipo planean ahora llevar a cabo ensayos clínicos en personas que están siendo sometidas a quimioterapia. Si se logra desarrollar un fármaco con efectos protectores similares, algún día podríamos vivir nuestra vida sin desarrollar ninguna de las grandes enfermedades.

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