La enfermedad hipertensiva del embarazo

La hipertensión crónica se define como la presión arterial alta diagnosticada antes del embarazo o antes de la semana número 20 de embarazo. Esta forma de hipertensión no desaparece después del parto

La Presión arterial, es la presión a la que circula la sangre por las arterias para llevar el oxígeno y nutrientes a todos los órganos del cuerpo. Lo normal es que sea menor de 120 mm de mercurio (son las unidades en que se mide la presión) la sistólica y 80 mm la diastólica. Comúnmente se suelen llamar la «alta» y la «baja» respectivamente. Cuando la Presión arterial es baja es igual o mayor de 90 y la alta de 140 se dice que existe hipertensión arterial. Esto es así por los efectos perjudiciales para la salud que tiene esta tensión y que si se tratara no los tendría.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Cardiología, dependencia que pertenece a la Secretaría de Salud, en México,
el 10% de las mujeres mexicanas padece hipertensión crónica antes del embarazo. Sin embargo, el 20 % de las mujeres embarazadas padecen hipertensión durante la gestación, que por lo regular desaparece después de dar a luz, pero existe el riesgo de que este trastorno, se presente en cualquier momento de sus vidas.

La hipertensión crónica se define como la presión arterial alta diagnosticada antes del embarazo o antes de la semana número 20 de embarazo. Esta forma de hipertensión no desaparece después del parto. Las mujeres que padecen hipertensión crónica deben consultar a su médico antes de intentar quedar embarazadas, esto les permitirá recibir el tratamiento adecuado y disminuir los riesgos para su bebé y para ella misma.

La mayoría de las mujeres que padecen hipertensión crónica tiene un embarazo normal y a término. Sin embargo, 3 de cada 10 mujeres embarazadas, desarrollan un padecimiento denominado preeclampsia, que requiere cuidados específicos y que está considerado como de alto riesgo.

Existen otros casos de enfermedad hipertensiva durante el embarazo, estos pueden producirse después de la semana 20 de embarazo y desaparecen después del parto. La preeclampsia es un trastorno grave que se caracteriza por alta presión arterial y altos niveles de proteína en la orina. Cuando la alta presión arterial no va acompañada de proteína en la orina, se la denomina hipertensión gestacional. Pero, el mayor riesgo es que este tipo de hipertensión puede convertirse en preeclampsia. Por esta razón, debe realizarse una valoración periódica y minuciosa a toda mujer que presente hipertensión durante el embarazo.

A este padecimiento, se le conoce como «el asesino silencioso», porque en 8 de cada 10 pacientes no produce síntomas, hasta que sobreviene alguna complicación o la muerte.

Sin embargo, en la mujer embarazada con enfermedad hipertensiva pueden presentarse algunos signos y síntomas, como:
– Inflamación en manos, rostros y sobre todo en los pies.
– Aumento repentino de peso, hasta de 3 kilos por semana.
– Vista nublada
– Sensación de Vértigo
– Mareos y Náuseas
– Dolor intenso en el estómago
– Dolor de cabeza
En caso, de que se presenten estos síntomas, la mujer embarazada debe acudir de inmediato con su médico tratante.

Por lo general, la preeclampsia, se produce después de las 30 semanas de embarazo. La mayoría de los casos son leves, con una presión arterial de alrededor de 140/90. Con frecuencia, la preeclampsia leve no presenta síntomas evidentes, pero si no se trata adecuadamente, pueden presentarse serias complicaciones.

Las causas de la enfermedad hipertensiva en el embarazo, no se conocen con precisión, se cree que la herencia, la dieta y el estilo de vida son factores determinantes.

Existen algunos factores  de riesgo, que pueden contribuir al desarrollo de la hipertensión durante el embarazo:

– Se trata del primer embarazo
– Existen antecedentes familiares de preeclampsia
– Existen antecedentes personales de hipertensión crónica, enfermedad renal, diabetes, lupus eritematoso       sistémico, o bien si se padecen trastornos circulatorios y de la coagulación.
– Se trata de un embarazo múltiple
– En personas menores de 20 años de edad o más de 35
– En la raza afroamericana es más frecuente.
– Se padece diabetes o hipercolesterolemia
– Se tienen antecedentes personales de preeclampsia
– Se padece sobrepeso u obesidad.

De hecho, las mujeres que han padecido preeclampsia son más propensas a desarrollarla nuevamente en otro embarazo.

Por lo general, el diagnóstico de hipertensión en el embarazo se realiza durante las consultas pre-natales, y se confirma mediante diversos estudios.

El diagnóstico se realiza con base en:

1.- La Historia Clínica: para documentar factores de riesgo.
2.- El Exámen físico: para buscar edemas, cambios en la TA, hiperrreflexia, clonus, cambios en la retina.
3.- Exámenes de laboratorio: Hemograma con recuento de plaquetas, uremia, creatininemia, hepatograma, coagulograma, ácido úrico, grupo sanguíneo y factor RH, clearence de creatinina, proteinuria de 24 hrs.

Existen diversos riesgos de complicaciones:
La hipertensión arterial durante el embarazo, puede dilatar los vasos sanguíneos del útero que suministran oxígeno y nutrientes al feto. Si esto ocurre antes de término, puede retrasar el crecimiento del feto y, en algunos casos, hacer que el bebé nazca con bajo peso. La hipertensión también aumenta el riesgo de tener un parto prematuro, es decir, antes de la semana 37 de gestación. Los bebés prematuros y con bajo peso al nacer tienen un riesgo mayor de tener problemas de salud después de nacer, así como de presentar incapacidades permanentes, como problemas de aprendizaje y parálisis cerebral.

La hipertensión también aumenta el riesgo de desprendimiento de la placenta, es decir, la separación prematura de la placenta de la pared uterina antes del parto. Cuando es grave puede provocar hemorragia abundante y convulsiones, que son condiciones que comprometen la vida de la madre y su bebé. Cuando se presenta un desprendimiento de la placenta, puede manifestarse también hemorragia vaginal después de las 20 semanas de embarazo. Si bien todas las mujeres que padecen hipertensión durante el embarazo están expuestas a presentar estas complicaciones, las probabilidades son aún mayores para las mujeres que padecen hipertensión crónica, conjuntamente con preeclampsia.
La preeclampsia puede complicarse en una condición por lo general fatal, denominada eclampsia, que provoca convulsiones y estado de coma. Afortunadamente, la eclampsia es poco común en mujeres que reciben los cuidados prenatales adecuados.

Existen diversas modalidades para el tratamiento para la mujer que padece hipertensión durante el embarazo.
El manejo médico, depende de cada caso en particular.
Por lo general, deben cambiarse algunos habitos durante esta etapa, tomando en cuenta que la supervisión médica contínua es vital.

La reducción de peso no está recomendada en las hipertensas durante el embarazo. La pérdida de peso sólo estaría recomendada en pacientes hipertensas crónicas que desean planificar un embarazo.
Debe evitarse el consumo de sodio, salvo en pacientes con enfermedad renal previa o con alguna condición específica que requiera el consumo de sal.

La restricción de la actividad física es una medida conveniente en el transcurso del embarazo porque favorece la disminución de la presión arterial, promueve la diuresis y disminuye las posibilidades de parto prematuro.
Evite a toda costa el consumo de alcohol y el tabaco durante el embarazo.

El tratamiento farmacológico, implica el conocimiento profundo de la eficacia y los mecanismos de acción de las distintas drogas antihipertensivas y el efecto a corto plazo y largo plazo sobre la salud fetal.
Por lo regular, el medicamento de elección es la Alfa Metil Dopa en dosis de 500-2000 mgrs./día, ya que no altera el monitoreo fetal y no se han descrito casos donde existan complicaciones.
De cualquier manera, sólo el médico especialista puede determinar el tratamiento a seguir.

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