La felicidad va y viene según el momento y según la actitud de cada individuo. Las personas se sienten más infelices cuando la mente deambula, usan una computadora o están trabajando. Las mayores alegrías llegan al hacer el amor, practicar actividad física y hablar con personas.
A dichas conclusiones llegó un estudio encabezado por el Dr. Matthew Killingsworth de la Universidad de Harvard en EUA y publicado en la revista Science. La mente humana es una mente que deambula, y una mente que deambula es una mente infeliz. La habilidad para pensar sobre lo que no está pasando en el momento es un logro cognitivo que tiene un costo emocional.
A su vez, los investigadores comentan que muchas tradiciones filosóficas y religiosas enseñan que la felicidad se encuentra en vivir el momento, y los practicantes son entrenados para resistir el divagar de la mente y vivir el aquí y ahora. Estas tradiciones sugieren que una mente que vagabundea es una mente infeliz.
Los investigadores trabajaron con 2.250 personas de 18 a 88 años de edad y de contextos muy diferentes. Se contactaron con ellos en diversos momentos para preguntarles qué estaban haciendo en ese instante y cómo se sentían, es decir si estaban contentos, tristes o neutrales.
Las personas pasan el 46,9% de su tiempo con la mente vagando por cualquier rumbo. Incluso al realizar diversas actividades la cabeza anda por otros lados por lo menos el 30% del tiempo. Sin embargo, este porcentaje disminuye al hacer al amor, lo cual logra enfocar la mente mientras dura ese acto.
El Dr. Killingsworth, subrayó que la mente inquieta causa infelicidad. La frecuencia en la que la mente abandona el presente y dónde tiende a ir predice la felicidad con mayor eficacia que la actividad que se está realizando.
El estudio concluye que para ser feliz hay que estar enfocado en la actividad que uno realiza, estar en el aquí y ahora sin pensar en lo que haremos después o lo que ocurrió en el pasado.