La inmensa variedad de literatura existente respecto a la violencia en la pareja, alude principalmente a la mujer, realidad que es constatable y cruda, pero también es cierto que cada día se acrecientan casos de hombres que son agredidos física y psicológicamente por la mujer.
La mayoría de los incidentes de violencia intrafamiliar están registrados de los hombres hacia las mujeres, debido a que la mayoría de los hombres reaccionan permaneciendo en silencio. Este silencio es animado a menudo por factores tales como el miedo al ridículo, o a la reacción violenta de su mujer. Incluso, cuando un hombre ha probado que él es la víctima, parece que la línea de conducta que le queda es solamente salir del hogar. Esto implica separarse de sus hijos y experimentar a menudo la dificultad para mantener un contacto regular con ellos.
Cuando la mujer es la violenta, la sociedad proporciona una lista de excusas, por ejemplo: Que tiene depresión, stress, desórdenes de la personalidad, le llegó la menopausia, es por el síndrome pre-menstrual y está en sus días, traumas de la niñez, la provocación, la autodefensa, etc.. Sin embargo, a los hombres también les afectan muchos de estos problemas.
Cuando una mujer es violenta y abusiva con su cónyuge, no se asume necesariamente que ella es una mala madre. Si un hombre es violento hacia su mujer, se asume automáticamente que él es un mal padre. La ley presume que los niños siempre estarán mejor junto a su madre. Por lo tanto, las únicas opciones para los hombres es tolerar el abuso de la violencia o irse de casa.
Los hombres con cónyuges abusivas emplean varios métodos para procurar no difundir sus situaciones potencialmente violentas, como por ejemplo buscar un empleo lejos del hogar, ir con los familiares o con los amigos, pero sin decir a nadie la verdadera razón de por qué duerme apartado, o donde pueda encontrar protección.
Él promete hacer lo que ella le exige, confirma la responsabilidad de toda clase de acusaciones falsas para cubrir las apariencias de su mujer violenta. Éstas son algunas de las tácticas de supervivencia, pero no pararán los ataques. Sin embargo, la mayoría de los hombres harán el esfuerzo en la esperanza inútil de parar los abusos de violencia.
Los hombres víctimas de sus mujeres, no se atreven a decirle a ninguno de los miembros de su familia la situación por la que está pasando, y da las explicaciones más increíbles de sus lesiones, incluso cuando los atienden en los hospitales o el médico en la consulta privada. Temen la humillación. Y es que cuando un hombre señala los incidentes del abuso y la violencia, la gente responde con la discriminación, la incredulidad o la broma. Los comentarios son tales como, por ejemplo:
– Usted debe haberle hecho algo muy malo a su esposa para merecer esto
– ¿Por qué no le demuestra quién manda y lleva los pantalones en casa?
La sociedad parece que quisiera que estos hombres se fueran de sus propios hogares porque no hay una solución simple a sus problemas de violencia. Aún no se concibe socialmente que la violencia en la pareja pueda ser ejercida por la mujer, fundamentalmente porque la violencia en la pareja les afecta mayoritariamente a ellas, pero cada día aumentan los casos de violencia hacia el hombre.