Los pacientes que sobreviven tratamiento en una unidad de cuidados intensivos tienen más riesgo de desarrollar trastornos psicológicos graves, como estrés postraumático, después de la recuperación. Esto revela un estudio encabezado por la Dra. Dorothy Wade y su grupo de investigadores del Hospital de la Universidad de Londres. Los científicos encontraron que el trauma psicológico de la terapia intensiva se presenta en 55% de los casos. Este trauma se manifiesta por altos niveles de depresión, ansiedad y trastorno de estrés postraumático (TEPT).
El estudio, fue llevado a cabo con 157 pacientes internados en el hospital, y aparece publicado en la revista Critical Care.
¿Porqué ocurre?
Según los investigadores, ciertos medicamentos, combinados con el estrés de los hospitales, parecen provocar problemas a largo plazo. Los científivos planearon también un ensayo para probar una combinación de reducción de estrés con fármacos en las salas de medicina intensiva.
La Dra. Wade, expresa que el enfoque de la terapia intensiva es salvar vidas, y hacer lo que tenga que hacerse. Sin embargo, esto puede ser una experiencia traumática para algunos pacientes.
Una vez que empiezan a despertar y a tener consciencia pueden entrar en un estado de terror. Y pueden pensar que se han vuelto locos o que hay una conspiración para robar sus órganos o torturarlos.
El estudio encontró que tres meses después de la terapia, 55% de los 157 pacientes estudiados tenían algún tipo de problema psicológico. Tmbién descubrió que 27% sufrían trastorno de estrés postraumático, 46% depresión y 44% ansiedad.
El riesgo de desarrollar estos padecimientos se incrementó dependiendo del tiempo que los pacientes habían pasado sedados y de los fármacos que estaban tomando. Por ejemplo para controlar la presión arterial, también se vio un riesgo entre los pacientes con dificultades para dormir y los que experimentaron alucinaciones y pesadillas.
Lo que hace falta
Además de investigar una modificación de los tratamientos farmacológicos, se necesita invertir más tiempo en el cuidado psicológico de un paciente y de encontrar formas de prevenir el sufrimiento psicológico de la unidad de terapia intensiva, lo cual puede afectar la calidad de vida en los próximos años.
La asociación del uso de benzodiazepina con síntomas psicológicos subsecuentes tiene implicaciones importantes para la práctica de cuidados intensivos. También hay implicaciones para la forma en que se pueden hacer las intervenciones más tolerables en términos de reducir la duración de la sedación. De esta forma se podría reducir el trauma psicológico de la terapia intensiva.