Los Dres. José Ignacio García Bolao y Juan José Gavira, especialistas de la Clínica Universidad de Navarra en España, han implantado en un paciente un estimulador en el nervio vago para tratar la insuficiencia cardiaca.
La intervención se enmarca dentro de un ensayo clínico multicéntrico europeo aleatorio, denominado NECTAR, la insuficiencia cardiaca se produce cuando el corazón no tiene la capacidad suficiente para bombear sangre y satisfacer las necesidades del organismo. Se estima que actualmente cerca de 14 millones de europeos sufren esta patología.
El equipo de la Clínica que participa en el estudio NECTAR. La participación de especialistas de varias disciplinas médicas obedece a que la implantación quirúrgica del neuroestimulador corresponde al neurocirujano, mientras que el seguimiento de los pacientes es responsabilidad de los cardiólogos.
El ensayo se dirige a individuos que presenten una insuficiencia cardiaca en grado funcional 3, es decir, que tengan dificultad para subir andando un piso y no respondan a tratamiento farmacológico convencional ni a otro tipo de terapias adecuadas como la implantación de un dispositivo de resincronización cardiaca-marcapasos.
El procedimiento, cuya eficacia se ha comenzado a evaluar, consiste en la estimulación del nervio vago – que conecta el cerebro con el corazón, la estimulación de este nervio es capaz de mejorar la actividad del corazón y, por tanto, de mejorar la sintomatología. Para conseguir este objetivo, el neurocirujano debe implantar en el paciente el dispositivo emisor de los impulsos eléctricos, mediante una intervención quirúrgica mínimamente invasiva.
Para el implante del neuroestimulador, el neurocirujano realizará dos incisiones de unos 5 cm: una en el lado derecho del cuello, por encima de la clavícula, donde se sitúa el nervio vago, y otra debajo de la clavícula, para alojar un dispositivo de tamaño similar a un marcapasos. Dicho dispositivo se coloca bajo la piel, y se conecta a través de un cable unido, también de forma subcutánea, a un electrodo helicoidal que se enrolla alrededor del nervio vago, tras haber sido expuesto en unos 4 cm de longitud, entre la arteria carótida y la vena yugular interna.
Los beneficios de este ensayo clínico se centran en el alivio de los síntomas de la insuficiencia cardiaca, principalmente la disnea – dificultad respiratoria y la fatiga. Además, se persigue aumentar los niveles de energía del paciente, lo que elevaría su capacidad para realizar esfuerzos. Estas mejoras se derivarían de conseguir aumentar la capacidad del corazón para bombear sangre.