Dos hombres quedaron libres de la infección por VIH después de recibir transplantes de médula ósea, han dejado de tomar medicamentos contra el SIDA, sin ninguna señal de que el virus regrese.
Hablar de una cura es prematuro, la noticia ha despertado la esperanza de que este avance puede llevar a un tratamiento que no sólo mantenga el virus a raya, sino que eventualmente lo erradique.
Los dos hombres, que ya tenían largo tiempo con la infección, recibieron un transplante de médula ósea en el centro contra el cáncer Brigham and Women’s de Boston, en EUA, debido a que padecían cáncer en la sangre. Los exámenes mostraron que, como sus propias células fueron reemplazadas por células del donador, las cargas del virus en la sangre bajaron a un nivel indetectable.
Uno de los hombres dejó de tomar los medicamentos para suprimir el VIH hace casi cuatro meses, mientras el otro lo hizo hace siete semanas. A la fecha aún no tienen cantidades de virus detectables en sus células inmunológicas.
Si bien estos resultados son emocionantes, indica Timothy Henrich, de la División de Enfermedades Infecciosas del centro Brigham, se requiere de un seguimiento a largo plazo durante por lo menos un año para entender el impacto de un transplante de médula ósea en la persistencia del VIH.
Uno de los pacientes se infectó con el virus en los primeros años de la epidemia, mientras que el otro se infectó cuando era bebé, ambos están siendo monitoreados, los científicos los han sometido a extensas pruebas para tratar de encontrar el VIH no sólo en las células de la sangre, sino también en el tejido y no han encontrado nada, aunque no pueden estar seguros de que el virus no está ahí.
El VIH tiene la capacidad de esconderse y permanecer en bajos niveles, pero puede volverse activo, también puede estar presente en un órgano como el cerebro o en el tracto gastrointestinal.
Si el virus regresa, esto sugeriría que aquellos sitios son un importante reservorio de virus infecciosos como el VIH.
Aun cuando el virus no reaparezca, los transplantes de médula ósea no son factibles para todas las personas. Existe una tasa de mortalidad de entre 15 y 20% y, después del procedimiento, los pacientes deben tomar fármacos para suprimir su sistema inmunológico.
Hasta hace cinco años, si se mencionaba algo sobre curar, los investigadores no lo hubieran tomado en serio, no se ha llegado a esa meta. ¿Estamos cerca? Probablemente no, pero ¿quién sabe? Puede tratarse de una curva de rápido aprendizaje durante los próximos años.