Los tacones altos y el uso constante de zapatos apretados o de punta son una importante causa de uñas encarnadas en los pies.
Al ejercer una presión constante sobre los dedos de los pies, las uñas del dedo gordo pueden crecer dentro de la piel y provocar infección, advirtieron los expertos del Sistema de Salud de la Universidad de Loyola en Chicago EUA, pero muchas mujeres no están dispuestas a cambiar sus tacones por un calzado más práctico.
Las uñas encarnadas pueden ser dolorosas, pero muchas mujeres están dispuestas a sufrir la incomodidad para seguir usando sus tacones, comenta Rodney Stuck, profesor de medicina podiátrica. Sin embargo, pueden surgir complicaciones más graves y provocar daño permanente a las uñas de los pies, si no se tratan.
Stuck aconseja a las mujeres que usan tacones tomar las siguientes medidas para prevenir las uñas encarnadas:
•Delinee cada pie en cartulina y recórtelos. Verifique que los recortes encajen en un nuevo par de zapatos antes de comprarlo, pasa asegurarse de que no sean demasiado estrechos.
•Evite usar medias ajustadas.
•No use tacones por más tiempo del necesario.
•Evite caminar demasiado o estar demasiado tiempo de pie con tacones.
•Corte la parte superior de las uñas de los pies.
•Ponga los pies en remojo con sales o agua jabonosa y tibia.
•Asegúrese de secarse los pies bien con una toalla limpia.
•Aplique un antiséptico leve en los dedos.
Si un dedo le duele o se hincha probablemente esté infectado y deba ser tratado por un podiatra. Si la afección se resiste al tratamiento, la uña del dedo se puede extirpar.
Las personas diabéticas deben prestar especial atención a las uñas encarnadas en los pies. La curación podría dificultarse debido a la mala circulación. Los diabéticos también pueden experimentar daño nervioso en los pies, lo que podría provocar entumecimiento.
Si las mujeres diabéticas no sienten incomodidad, podrían no tratar las uñas encarnadas hasta que sea demasiado tarde, si se ignora, esta afección, que se trata con facilidad, puede llevar a una amputación.
Fuente: Loyola University Health System