El término japonés hikikomori comenzó a utilizarse en la literatura psiquiátrica de Japón desde finales de los 80 para aludir a los casos de jóvenes que se refugiaban en los cuartos de sus hogares, negándose a ser partícipes de las normas sociales establecidas.
Fue hasta fines de los 90 cuando los hikikomori comenzaron a ser objeto de atención y se introdujo como término de la sociedad japonesa al ser impulsado por el psiquiatra japonés y experto en el tema, Tamaki Saito, quien ha tratado más de mil pacientes con este síndrome.
Las personas que sufren el síndrome del aislamiento pasan la mayor parte del tiempo encerrados en sus habitaciones, evitan las situaciones e interacciones sociales, duermen de día y de noche viven frente a la computadora o la televisión,se niegan ir a la escuela o al trabajo, y tienen una cantidad significativa de malestar o deterioro funcional.
En su mayoría las personas que padecen de este mal son adolescentes y jóvenes, sin embargo, algunos adultos pueden padecerla.
Las consecuencias de padecer la enfermedad del aislamiento son:
Físicamente, el cuerpo padece los efectos del reclutamiento voluntario, de no hacer ningún tipo de ejercicio físico ni llevar una dieta saludable, dado que la mayoría de hikikomoris comen de forma muy desequilibrada y no realizan ningún ejercicio.
A nivel mental, el joven afectado puede perder sus capacidades sociales y de relaciones con los demás, a la vez que experimenta sentimientos de culpabilidad e inseguridad, es muy común que cuando decide abandonar su auto – cautiverio no confíe en nadie y le cueste mucho reintegrarse en la sociedad convencional.
Anteriormente se consideraba único de la cultura japonesa, pero ya se han reportado casos en países como Corea, Oman, España, Italia Francia y EUA. Al ser una enfermedad nueva no es fácil encontrar un tratamiento estándar. En Japón, donde se originó este trastorno social, se piensa que el joven debe salir de su aislamiento por sus propios medios y de forma progresiva, sin presionarlo y tratando de hacerle entrar en razón, en los países occidentales, los expertos recomiendan una postura más firme y atacar el problema de raíz, obligando al joven hikikomori a salir de su habitación.
Sea como sea, la ayuda médica profesional siempre es obligatoria.