Te encuentras con tu novia luego de estudiar o de trabajar y ella está con cara de asustada. Le preguntas qué le pasa y se te queda mirando casi al borde del llanto. Te empiezas a asustar y entonces ella lo dice: Juan……..
Sientes cómo te baja la presión, te mareas y empiezas a sudar frío. En un segundo pasan por tu cabeza todas esas ocasiones en que estuviste con ella y no quisiste usar condón porque “no sentías igual” y pensaste que no iba a pasar nada. Luego piensas qué va a pasar con tus estudios, cómo se lo vas a decir a tus padres, como vas a afrontar todo… hasta que recuperas la calma y le propones ir a una farmacia a comprar una prueba casera de embarazo.
Luego de hacer la prueba casera, la verdad explota como los fuegos articiales: vas a ser papá. “¡No puede ser!” es en muchas ocasiones la primera reacción. La negación de las consecuencias no deseadas de nuestros actos es lo primero que uno hace instintivamente. Pero eres un hombre, así que he aquí una lista de las cosas que NO debes hacer si te enteras que serás papá.
1. Abortar
Eliminar la causa de nuestros problemas es a menudo la solución más fácil, pero esto no se trata de cambiar de compañía de cable. Es la vida de una persona, es un ser humano como tú. Así como tú no tendrías que ir a la cárcel si tu padre roba un auto, tu hijo no tiene por qué morir por un error tuyo. Y si ella es la que quiere deshacerse de él, convéncela de lo contrario. La inacción es complicidad, y no es agradable cargar con el peso de una vida eliminada el resto de tu vida.
2. Echarle la culpa a tu novia
“¡Es tu culpa! ¡tú debiste cuidarte! ¡es tu problema, a ver qué haces!”. Una de las mayores expresiones de cobardía es evadir tu responsabilidad y ponerla en manos de otra persona. Tu colocaste en ella esos espermatozoides, que sólo obedecieron tus instrucciones. La responsabilidad es de ambos.
3. Negar tu paternidad
“¿Quién será el padre, conociéndote?”. Esta reacción es peor que la anterior porque no sólo te desligas del problema, sino que haces escarnio de la mujer con la que has estado, acusándola de ser infiel. Si no es que quieras negarte sino que en realidad tienes dudas de ser tú el padre, espera a que sea factible realizar una prueba de paternidad. Conversa de ello con el ginecólogo que verá a la madre de tu hijo o en su defecto al pediatra que asistirá el nacimiento. Si puedes hacerlo sin hacer mayores aspavientos, mejor.
4. Escaparte
¿De verdad crees que yéndote a otra colonia, a otra ciudad, a otro país, vas a evitar los problemas?. Los problemas se solucionan cuando se enfrentan, no cuando huyes. ¿O vas a querer que, cuando estés celebrando tu cumpleaños, se aparezca ella en tu puerta, con tu hijo, pidiéndote que lo reconozcas? (la realidad supera con frecuencia a la fantasía). Te quedarías sin familia nueva ni antigua. Soluciona tus asuntos aquí y ahora.
5. Dejar que tus padres arreglen las cosas
Que tus papás visiten a los de ella, o que los de ella visiten a los tuyos para solucionar las cosas. A menos que tengas 15 años, no es la manera. No hay problema con que les consultes sobre la mejor manera de actuar (es más, ellos no sólo se sentirán integrados a tus decisiones, sino que demostrarás que eres lo suficientemente maduro como para pedir consejos), pero la decisión final sobre qué hacer será tuya y de tu novia.
6. Casarte
Este es uno de los peores errores que cometen las parejas que se ven sorprendidas por la llegada de un hijo. La presión social y/o de los padres de una o de las dos partes hace que ambos suban al altar. La respuesta es NO, al menos por el momento, si no estás seguro de querer asumir el compromiso de una vida adulta en pareja además del de tener un hijo. Si tienes dudas, asume tus responsabilidades y no descuides a tu hijo ni a su madre. Luego de su nacimiento, si ambos están de acuerdo en seguir juntos y quieren dar el mejor ambiente posible a un hijo (que es, innegablemente, el de tener al padre y la madre junto a él), cásense. Pero por presión, jamás.