Un nuevo estudio permite conocer si existe predisposición genética a padecer ciertas enfermedades cardiovasculares. El análisis se hace a partir de una muestra de saliva y permite saber si una persona tiene más probabilidades que otra de enfermarse de las arterias coronarias, tener un infarto del miocardio, o padecer alguna arritmia cardíaca o enfermedad arterial periférica.
La prueba no está dirigida a cualquiera, se le realiza a aquellas personas jóvenes que tienen familiares, con antecedentes de enfermedad coronaria. En el caso de los hombres la barrera es de 45 años, y en el caso de la mujer los 35. La idea es saber que existe un determinado riesgo para poder actuar en consecuencia. Esto permite instrumentar ciertas medidas de prevención, explica el Dr. Ricardo Rey, jefe del servicio de Prevención y Epidemiología del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires en Argentina.
Si see detecta que hay predisposición, no quiere decir que el paciente indefectiblemente vaya a desarrollar alguna de las patologías mencionadas. No se trata de obtener certezas pues eso no es posible. Lo que pretende el estudio es saber que algo puede llegar a ocurrir para actuar.
Las posibilidades para el desarrollo de esta prueba surgieron a partir del estudio del genoma humano que permitió empezar a entender cuáles son y cómo se desarrollan las asociaciones y pequeños cambios en la secuencia de ADN de los genes, para así conocer cuál es el riesgo de desarrollar enfermedades complejas como las cardiovasculares.
El estudio genético de riesgo también permite conocer las características genéticas de un paciente en cuanto a su capacidad de respuesta a los medicamentos o los riesgos de reacciones adversas, lo que le da la posibilidad al médico de mejorar la dosificación, monitorear a aquellos pacientes con riesgo de toxicidad o ajustar el tratamiento para lograr los mejores resultados.
Las patologías cardiovasculares analizadas en este estudio pertenecen al grupo de las enfermedades complejas debido a que se originan por la interacción de distintos genes y la presión del medio ambiente. En estas enfermedades, el factor ambiental aporta entre el 60% y 70% del riesgo. Conocer el peligro permite trabajar con el paciente en la prevención modificando sus hábitos de vida.
Esto es importante, sobre todo si pensamos que la enfermedad cardiovascular es actualmente una de las principales causas de muerte en la mayoría de las sociedades.