La salmonelosis es una infección gastrointestinal ocasionada por alguno de los tipos de la bacteria llamada Salmonela.
Generalmente las personas adquieren salmonelosis por ingerir bebidas o alimentos contaminados con la bacteria. Entre 12 y 72 horas después de la ingesta suelen desarrollar dolor de cabeza, diarrea, fiebre y cólicos que pueden durar de 4 a 7 días.
Si bien en la mayoría de los casos el infección se autolimita sin tratamiento, hay ocasiones en que la diarrea es tan intensa que es necesario hospitalizar al enfermo. En casos extremos, es posible que la bacteria se disemine por la sangre hacia otros órganos, pudiendo incluso ocasionar la muerte si la persona no recibe antibióticos oportunamente. Los niños, adultos mayores y personas con el sistema inmunológico deprimido tienen mayor riesgo de sufrir este tipo de complicaciones.
Un número reducido de personas que sufren de salmonelosis corre el riesgo de desarrollar un tipo de artritis reactiva que puede durar meses o años.
El diagnóstico de salmonelosis se confirma mediante estudios de materia fecal que demuestran la presencia de la bacteria en heces.
Para prevenir la salmonelosis es fundamental ingerir alimentos bien cocidos, especialmente pollo, carne roja y pescado; sin embargo, los vegetales o cualquier alimento puede estar contaminado con salmonela cuando la persona que los maneja no se ha lavado las manos adecuadamente.
Debido a que es común que los pájaros y algunos tipos de reptiles alberguen salmonelas en su organismo, es importante lavarse las manos después de tocar aves o tortugas e iguanas, que algunas personas tienen como mascotas.