A pesar de las campañas de salud, un gran número de personas siguen fumando delante de niños asmáticos.
Un equipo de médicos encabezado por la Dra. Lara Akinbami del Centro Nacional de Estadísticas de la Salud, en Hyattsville, Maryland, revisó las estadísticas nacionales del período 2003-2010 y halló que la mitad de los niños de entre 6 y 19 años, aún los que padecen asma, estaban expuestos al humo de tabaco de segunda mano.
Y en los niños de entre 6 y 11 años, hasta los niveles bajos de esa exposición estaban asociados con una mayor cantidad de ausencias escolares, problemas para dormir, disminución de la actividad física y sibilancias.
Los niños con asma sigan inhalando el humo de tabaco de otros es un gran problema, opina la Dra. Akinbami. El humo de segunda mano incluye materia particulada y sustancias químicas que inducen una respuesta inflamatoria en las vías aéreas, lo que provoca una crisis asmática, reducir la actividad física es peligroso porque eleva el riesgo de que los niños engorden, lo que agrava aún más el asma.
La exposición al humo de segunda mano no estuvo asociada con síntomas negativos en los niños mayores. Esto puede ser porque los niveles de exposición similares tendrían efectos distintos en cada edad, indicó la Dra. Akinbami.
La exposición de los adolescentes sería más esporádica (al salir con amigos) que a edades más tempranas, cuando la exposición sería más crónica en el hogar, comenta la Dra. Akinbami.
El estudio incluyó a una pequeña muestra de niños afroamericanos que no estaban expuestos al humo de segunda mano, lo que habría dificultado la comparación entre los hogares de fumadores y no fumadores. Lo más importante es que, aun cuando sea baja, el tipo de exposición a un padre que no fuma dentro de la casa podría tener efectos negativos, comenta la Dra. Akinbami. La mejor manera de proteger a los hijos con asma es no fumar y reducir la exposición de otras fuentes, como el humo de los departamentos vecinos.
Los autores publican que la exposición al humo de segunda mano disminuyó más en los adultos que en los niños en los últimos años. Esto es porque las leyes de ambientes libres de humo están redactadas para proteger a la población en los lugares de trabajo, como bares y restaurantes. Los niños tienden a quedar expuestos (al humo de segunda mano) en las casas y los automóviles, sitios que no están incluidos en la mayoría de los textos de las normas y las políticas públicas.
Fuente: Academic Pediatrics