La toxina botulínica está indicada en el tratamiento de casos de espasticidad en los músculos del codo, la muñeca, los dedos y en ocasiones de toda la extremidad superior.
El Botox también se emplea cuando existe una condición llamada distonía cervical en los adultos que ocasiona dolor de cuello y una posición anormal de la cabeza.
Ciertos padecimientos oculares como el estrabismo que son los bizcos que se producen cuando existen problemas en los músculos que mueven los ojos y en el blefaroespasmo, que es una contracción anormal de los párpados, también se pueden ver beneficiados de las inyecciones intramusculares de toxina botulínica.
La sudoración excesiva también puede tratarse con inyecciones de toxina botulínica en la piel.
Es fundamental tomar en cuenta ciertos riesgos que acompañan a las inyecciones de Botox y se debe consultar al médico de inmediato si la persona presenta dificultad para tragar o respirar debido a que los músculos se tornan débiles después de la inyección.
El efecto secundario más temido del Botox es el botulismo, que es la enfermedad ocasionada por la diseminación de la toxina botulínica al organismo.
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