La microbióloga Cynthia Whitchurch, de la Universidad de Tecnología de Sídney en Australia y su grupo de científicos descubrió una importante clave en la lucha contra las infecciones postquirúrgicas al observar la propagación de las bacterias a través de las biopelículas viscosas que se forman en los implantes médicos.
Las bacterias construyen una compleja red de transporte utilizando ácido desoxirribonucleico para marcar las sendas sobre las capas viscosas que se forman sobre los implantes.
Las biopelículas viscosas ayudan a que las bacterias sean más resistentes a los antibióticos y desinfectantes, así como al sistema inmunitario del organismo humano, la mitad de las infecciones adquiridas en los hospitales se deben a las biopelículas que se forman en los implantes médicos, como los catéteres.
Para estudiar cómo se forman y expanden estas biopelículas en nuevas áreas de un organismo vivo, los investigadores centraron su atención en el seguimiento de los desplazamientos de la bacteria Pseudomonas aeruginosa, que comúnmente causa infecciones urinarias y respiratorias.
Los investigadores observaron cómo las células se alineaban de forma coordinada para marcar las sendas y cómo construían estos surcos expulsando ADN para organizar los desplazamientos, ayudados por microscopios de última generación, se veían largas cuerdas de ADN a las que se alineaban las bacterias.
Pero cuando los científicos destruyeron estos caminos de ADN con enzimas, notaron que alteraron el desplazamiento de las bacterias, éstas comenzaron a rebotar como células individuales y terminaron en embotellamientos y la tasa de expansión de la biocapa se contrajo.
Una de las alternativas sería insertar pequeños surcos en los implantes para limitar la expansión de esta biopelícula viscosa y obligar a las bacterias a «ir en círculos inútiles, en lugar de dejarlas coordinar sus movimientos sobre el aparato».