La reducción de la mortalidad de los niños menores de cinco años en el mundo se aceleró de 1.2% al año, hasta alcanzar 3.9% en 2005-2012, pero sigue siendo insuficiente para alcanzar el Objetivo de Desarrollo del Milenio de la ONU. El reto es reducir la tasa de mortalidad de los menores de cinco años en dos tercios entre 1990 y 2015.
Las inversiones constantes de los países para fortalecer los sistemas de salud son esenciales para asegurar que todas las madres y los niños puedan obtener la atención médica de calidad y asequible que necesitan para vivir vidas saludables y productivas, comenta Keith Hansen, vicepresidente interino de Desarrollo Humano del Banco Mundial.
África subsahariana, en particular, se enfrenta a importantes retos debido a que se trata de la región con las tasas de mortalidad infantil más altas del mundo. Con una tasa de 98 muertes por 1,000 nacidos vivos, un niño nacido en el África subsahariana corre un riesgo de morir antes de cumplir cinco años más de 16 veces mayor que un niño nacido en un país de altos ingresos. No obstante, en el África subsahariana se ha producido una notable aceleración de los progresos, ya que el ritmo anual de reducción de la mortalidad aumentó de 0.8% en 1990-1995 a 4.1% en 2005-2012.
Tanto a nivel mundial como en todos los países, hay en marcha iniciativas para mejorar el acceso a servicios de salud materna e infantil, inspiradas en la estrategia mundial del secretario general de las Naciones Unidas para la Salud de la Mujer y el Niño, que ha recibido amplio apoyo y tiene como objetivo salvar 16 millones de vidas para 2015 a través de un enfoque basado en la totalidad del proceso asistencial.
Fuente: ONU