El cerebro es lo más complejo que se ha descubierto hasta la fecha en el universo, decía el biólogo James Watson, famoso por descubrir la estructura de la molécula de ADN, y la frase no ha perdido vigencia. Los científicos se siguen preguntando sobre el funcionamiento de esta fantástica estructura del sistema nervioso.
Un reto pendiente era saber en qué área del cerebro se produce la imaginación humana. Es decir aquello que permite que seamos capaces de crear obras artísticas, inventar herramientas, pensar científicamente o dar respuestas ingeniosas a los imprevistos cotidianos.
El Dr. Alex Schlegel y su equipo de investigadores del Dartmouth College de Hanover, en EUA, han concluido que la imaginación se gesta en una red neuronal generalizada a la que han llamado el “área de trabajo” del cerebro, en este circuito en el que manipulamos conscientemente imágenes, símbolos, ideas y teorías que nos dan el foco mental necesario para resolver problemas complejos y descubrir novedosas ideas.
Para realizar el estudio decidieron llevar a cabo un experimento en 15 personas, se trató de un experimento visual, que consistía en que los participantes observaran diferentes piezas sin relación aparente entre si. Tras unos pocos minutos de observaciòn las figuras debían ser memorizadas. Enseguida se les pedía resolver operaciones propuestas a partir de las imágenes vistas; por ejemplo, combinarlas mentalmente en nuevas figuras más complejas o desmantelarlas mentalmente en sus partes de forma separada.
Los investigadores midieron su actividad cerebral con resonancia magnética funcional y encontraron que la actividad se extendía por la corteza cerebral (la superficie del cerebro) y también por otras zonas subcorticales.
Estas zonas que se activaron mientras se manipulaban las imágenes mentales coincidieron con la hipótesis de una amplia red neuronal (área de trabajo) del cerebro, de la que no existían evidencias hasta ahora, y que teóricamente sería la responsable de nuestras experiencias conscientes y de las habilidades cognitivas.
Esta red abarca cuatro zonas principales: las cortezas prefrontal dorsolateral -donde reside la memoria a corto plazo- y la parietal posterior -fundamental para ejecutar los movimientos planeados-. En conjunto estas dos estructuras actuarían como un sistema ejecutivo que recluta otras regiones del cerebro y guía el comportamiento.
Completan el “área de trabajo” la corteza occipital (en la parte posterior del cerebro), implicada en la visión y también importante para recrear experiencias visuales, y el precúneo posterior (situado internamente entre los dos hemisferios cerebrales), área que actuaría como un nodo logístico que permite el procesamiento de la información de forma consciente.
La imaginación y la creatividad no se localizan en un lugar concreto del cerebro sino en una amplia red interconectada, los resultados ayudan a comprender cómo la organización del cerebro nos diferencia de otras especies y proporciona una rica zona de juegos internos para pensar libremente y con creatividad.
Los resultados de la investigación se publicaron en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences ( PNAS).