El Dr. Ted Dinan y sus colegas del departamento de psiquiatría de la Universidad de Cork en la República de Irlanda, han acuñado un nuevo término psicobióticos, que establece que algunas infecciones con microorganismos pueden estar detrás de diversos desórdenes psiquiátricos.
Como ejemplo está la sífilis, causada por la bacteria Treponema pallidum, que puede desencadenar demencia, actualmente los científicos están empezando a ver que variaciones menos dramáticas en la microbioma humana pueden ser responsables de casos de depresión, ansiedad o síndrome de fatiga crónica, entre otras dolencias.
La ciencia cree que con compuestos semejantes a los probióticos podrían llegar a producir mejorías en las personas afectadas por estas alteraciones.
La definición precisa de los psicobióticos es: Un organismo vivo que al ser ingerido en cantidades adecuadas produce un beneficio en la salud de pacientes que sufren enfermedades psiquiátricas.
En el cuerpo humano habitan diversas especies de bacterias, virus, hongos y protozoos, a este conjunto se le llama microbioma humana. En nuestro organismo hay diez veces más células de microbios que células humanas propias. El genoma humano tiene entre 20.000 y 25.000 genes, pero la microbioma humana con la que cargamos como especie alcanza unos ocho millones de genes, cientos de veces más.
La ciencia está descubriendo cuánto este ecosistema que nos habita determina cómo funciona nuestro cuerpo, influyendo en alergias como asma, problemas metabólicos y condiciones como la obesidad, además de contribuir a la consolidación de nuestro sistema inmune y hasta influir en nuestros estados de ánimo.
Es una suerte de huerto, de granja, que si logramos entender, cuidar y aprovechar puede trabajar cada vez más a nuestro favor. Existe la noción de que los microbios producen complejos que pueden alterar el comportamiento; se ha sugerido que parte del rol de nuestros microbios es moderar nuestro comportamiento.
Algunos probióticos, o psicobióticos, descubrió el Dr. Dinan secretan altas cantidades de GABA (ácido gamma-aminobutírico), un aminoácido que actúa como principal neurotransmisor inhibitorio del cerebro, la clave para el desarrollo de psicobióticos efectivos puede estar en identificar los químicos que liberan las bacterias. Por ejemplo, la Candida, los Estreptococos, la Escherichia y los Enterococos producen serotonina.
Se ha demostrado que ciertas condiciones asociadas a la microbioma y que se adquieren en la niñez sólo pueden modificarse si ésta se equilibra en una edad temprana, y que una intervención en la adultez puede no dar resultado.
La comunidad científica también concuerda en que con la edad la microbioma se vuelve más estable y difícil de modificar, lo que podría implicar que una intervención de este tipo no tenga el mismo efecto en la adultez.
Como admiten todos los científicos que investigan terapias basadas en la modificación o intervención sobre la microbioma, todavía queda mucho por explorar. Lo mismo puede decirse en el terreno de los psicobióticos. Sin embargo, los descubrimientos que puedan hacerse son esperados con ansias. Los resultados del estudio se publicaron en la revista Society of Biological Psychiatry.