A pesar de las múltiples técnicas de respiración y meditación, el profesor de neurología y de ciencias cognitivas en la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, el Dr. Barry Gordon, explica ¿por qué es imposible dejar de pensar y tener la mente en blanco?
Como muchas de las veces, la evolución es la responsable. La mente no puede evitar trabajar todo el tiempo para salvar la vida.
Lo más probable es que nunca nos hemos tenido que preocupar de si el susurro en la maleza era un conejo o un leopardo, o nos hemos debido identificar la mejor ruta de escape en un paseo por el lago, o preguntar si el patrón en la hierba era una serpiente o rama muerta.
Sin embargo, se trataba de la vida o la muerte de nuestros antepasados. Estas decisiones requieren de momentos que implican que el cerebro esté trabajando constantemente, un esfuerzo que necesita una gran cantidad de energía. El cerebro humano moderno representa sólo 2% de nuestro peso corporal, pero consume 20% de nuestra energía en reposo.
Un cerebro hambriento de energía, que está en constante búsqueda de pistas, conexiones y mecanismos, sólo es posible con el metabolismo de los mamíferos que mantienen una tasa energética constante. El pensamiento constante es lo que nos impulsó a ser de una de las presas favoritas y una especie que casi se extingue a convertirse en la forma de vida dominante en este planeta. Incluso en el mundo moderno, nuestra mente siempre se revuelve para encontrar los riesgos y oportunidades en los datos que se derivan de nuestro entorno, algo así como un servidor de motor de búsqueda. Nuestro cerebro va un paso más allá, sin embargo, también piensa de forma proactiva, una tarea que lleva aún más al procesamiento mental.
Aunque la mayoría de nosotros ya no se preocupe de leopardos en la hierba, se han planteado nuevos riesgos y oportunidades: el empleo, las tasas de interés, etc…
Nuestra herencia primate nos trajo otra ventaja: la capacidad de navegar por un sistema social y como animales sociales, debemos realizar un seguimiento de quién está arriba y quién no y quién podrá ayudarnos y quién podría hacernos daño. Para conocer y comprender esta información, nuestra mente está constantemente calculando “¿Qué pasaría si? Ver escenarios. ¿Qué tengo que hacer para avanzar en el trabajo, jerarquía social o económica? ¿Cuál es el peligro? ¿Donde está la oportunidad?
Por estas razones, nos beneficiamos de tener un cerebro que funciona todo el día, incluso si eso significa hacer frente a los pensamientos intrusivos de vez en cuando.