Placenta previa: sangrado durante el embarazo

La placenta previa ocurre cuando existe una inserción baja de la misma y ésta no migra hacia el fondo del útero confome progresa el embarazo.

Investigación: Irlanda Maya

La placenta previa es una complicación del embarazo en la cual la placenta crece en la parte más baja de la matriz o útero y cubre todo o parte de la apertura hacia el cuello uterino, es decir el cérvix.

La placenta es el órgano que nutre al feto en el útero. Durante el embarazo, la placenta se desplaza a medida que el útero se estira y crece. A comienzos de embarazo, es común que se presente una placenta de implantación baja, pero a medida que el embarazo progresa, el útero que va creciendo debe jalar a la placenta hacia la parte superior. hacia el tercer trimestre, la placenta debe estar cerca de la parte superior del útero, es decir en el fondo uterino, dejando la apertura del cuello uterino despejada para el parto.

La placenta previa puede clasificarse en marginal, cuando está cerca del cuello del útero pero no cubre la apertura; parcial, cuando cubre parte del cerviz y completa, cuando cubre en su totalidad la apertura del cuello de la matriz.

Algunas veces, sin embargo, la placenta permanece en la parte inferior del útero, cubriendo parcial o completamente el cérvix. Esto se denomina placenta previa…

La placenta previa, de acuerdo con cifras del Nnstituto Nacional de Perinatología, ocurre en 1 de cada 200 embarazos y es más común en mujeres que tienen:

– un útero anormalmente desarrollado

– numerosos embarazos previos

– embarazos múltiples como gemelos o trillizos

– cicatrización de la pared uterina causada por embarazos anteriores, cesáreas, cirugía uterina o abortos.

Las mujeres que fuman o tienen niños a una edad avanzada también pueden tener un mayor riesgo de padecer placenta previa.

El síntoma principal de la placenta previa es un sangrado vaginal súbito e indoloro que con frecuencia ocurre cerca del final del segundo trimestre o empezando el tercer trimestre. En algunos casos, se presenta sangrado o hemorragia severa.

El tratamiento, cuando no hay sangrado, o este es leve es reposo en cama. Cuando existe hemorragia es necesario hospitalizar a la paciente y en ocasiones transfundirla. Lo ideal es lograr mantener la gestación hasta que el bebé sea viable y extraerlo por cesárea.


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