El asma puede ir acompañado de otras complicaciones y riesgos para la salud. Las personas con asma tienen un riesgo mayor de sufrir depresión y, como consecuencia, incorporar hábitos de vida poco recomendables.
El psiquiatra Aviva Goral, del Instituto Gertner para la Investigación en Epidemiología y Políticas de Salud en Israel, encontró en su investigación que el asma suele coincidir con síntomas de depresión y hábitos como no hacer actividad física, dormir mal o fumar.
Hacer actividad física de manera regular es un componente importante para controlar el asma y los desórdenes mentales.
Las conclusiones del estudio se publicaron en la revista General Hospital Psychiatry.
La Organización Mundial de la Salud calcula que actualmente hay 235 millones de personas con asma, y advierte que las muertes a causa de esta patología aumentarán un 20% en la próxima década si no mejoran las condiciones de diagnóstico y tratamiento, el 80% de los fallecimientos a causa del asma sucede en los países en vías de desarrollo. El asma es la enfermedad crónica más frecuente en los niños.
El Dr. Goral analizó la relación entre asma, depresión y conductas de riesgo trabajando con 9.509 hombres y mujeres adultos. Algunos de ellos sufrían de asma y otros se encontraban sanos, el Dr. Goral observó que el 37,4% de las personas con asma tenían síntomas de depresión mientras que el 21,8% de los voluntarios sanos presentaban esta afección.
Y en las personas con asma los síntomas de la depresión, aun cuando eran leves, iban acompañados de conductas como fumar, no hacer ejercicio y no dormir lo suficiente, un tercio de las personas con asma y depresión fumaban y el 70% no practicaba ninguna actividad física.
Es un círculo vicioso, ya que las personas deprimidas no se cuidan a sí mismas como deberían y, como consecuencia, su asma empeora.