Orar a Dios tiene efectos directos en las emociones de los creyentes, las personas que rezan encuentran un alivio concreto en los momentos difíciles de su vida.
A dichas conclusiones llegó el estudio realizado por el Dr. Shane Sharp sociólogo de religiones por la Universidad de Wisconsin-Madison en EUA, quien explica que rezar es una de las prácticas religiosas más comunes que existen y por ese motivo merece gran atención.
El Dr. Sharp y su equipo de investigadores trabajaron con personas que fueron víctimas de violencia, al realizarles entrevistas en profundidad y enfocarse en cómo usan la oración para lidiar con situaciones difíciles.
La gran mayoría de las personas rezan todas las semanas para manejar conflictos como enfermedades, tristezas e iras. Al orar, las víctimas se ven a sí mismas como ellas creen que Dios las ve, estas percepciones eran en su mayoría positivas, les ayudó a mejorar su auto-apreciación frente a las palabras duras de sus parejas abusadoras.
Se analizó el acto de rezar, de hablar con Dios, como una interacción social legítima, en lugar de tener una interacción cara a cara con otra persona, la oración se da con un otro imaginario, el Dr. Sharp explica que rezar constituye una distracción para muchos ya que unir las manos y concentrarse en qué se va a decir alcanza para aliviar una parte de la ansiedad que genera una relación abusiva, estos efectos se logran porque las personas realmente creen en la existencia de Dios.
Los resultados del estudio se publicaron en en la revista Social Psychology Quarterly.