La obesidad reduce la esperanza de vida, esta menor longevidad está directamente relacionada con la edad de inicio de la obesidad, ya que cuanto antes aparezca el exceso de peso, más posibilidades hay de que la persona desarrolle otras patologías asociadas al sobrepeso como diabetes tipo 2, apnea del sueño, hipertensión, hipercolesterolemia, trastornos cardiovasculares, incluso enfermedades reumáticas como la artrosis y la gota. La obesidad también aumenta el riesgo de padecer algunos tipos de cáncer, como el de mama, el de colon.
La obesidad tiene consecuencias graves e inmediatas y para las personas que la padecen resulta más difícil controlar estas enfermedades y sus complicaciones asociadas.
El exceso de peso, que se ha convertido en un problema de salud pública a nivel mundial por su alta incidencia, tiene su origen en el sedentarismo y una dieta inadecuada, caracterizada por un exceso de grasas saturadas.
En nuestro país el 80% de la población consume casi el doble de la cantidad de grasas saturadas recomendadas en la dieta diaria, que no deben superar el 7% de la ingesta total de alimentos, y alcanzan sin embargo un 12%. Además, más de la mitad del 54%) admiten que no siguen una dieta equilibrada, y sólo el 38% afirma comer fruta diariamente.
Los expertos recomiendan cambiar los malos hábitos adquiridos, y re-aprender a comer, con una vuelta a la alimentación tradicional y procurando que aproximadamente la mitad de los alimentos que consumimos diariamente sean de origen vegetal. También es importante no excederse en el tamaño de las porciones, y dividir los alimentos en varias tomas al día.
A pesar de los malos datos obtenidos en los recientes estudios sobre hábitos alimenticios, se observa una preocupación creciente de la población por consumir productos saludables y, de hecho, el 75% de los consumidores se preocupan ahora más por su alimentación de lo que hacían hace cinco años.