Se ha creado una revolucionaria prueba genética capaz de detectar células cancerosas en pacientes que presentan lesiones bucales de aspecto benigno. El cáncer oral y de faringe constituye la séptima variedad más común de esta enfermedad, es la novena causa de defunción. Se calcula que en Europa se produjeron 67 000 casos y 26 000 muertes y existe preocupación por su prevalencia creciente.
Investigadores de la Universidad Queen Mary de Londres en el Reino Unido, encabezados por el inventor de la prueba, el Dr. Muy-Teck Teh, confirman que esta nueva prueba permitirá que los pacientes en riesgo reciban tratamiento, mejorando considerablemente sus probabilidades de supervivencia.
Se considera cáncer oral aquel que se desarrolla en cualquiera de las partes que componen la boca, ello incluye, los labios, las encías, la lengua, el recubrimiento interior de los pómulos, el paladar y el suelo de la boca. También se denomina cáncer bucal o de la cavidad oral.
El cáncer bucal es uno de los varios tipos que se clasifican como cánceres de la cabeza y el cuello, que con frecuencia reciben un tratamiento similar. Sólo en el Reino Unido se registran 6 200 casos al año de cáncer bucal, cifra que se eleva a medio millón de personas en el cómputo mundial y que puede superar el millón anual de 2012 a 2030. La mayoría de los casos se atribuye al consumo de tabaco (fumado o mascado) o de alcohol.
El estudio científico, demuestra que la prueba qMIDS («sistema de diagnóstico por índice de malignidad», o Malignancy Index Diagnostic System) consiguió detectar entre el 91 % y el 94 % de cánceres en más de 350 muestras de tejido de cabeza y cuello procedentes de 299 pacientes de Reino Unido y Noruega. Los resultados se han publicado en la revista International Journal of Cancer.
Las lesiones bucales son muy comunes, pero sólo entre el 5 y el 30 % de ellas derivan en cánceres, la mayoría de los casos pueden tratarse con éxito si se detectan en un estadio inicial. Sin embargo, hasta ahora se carecía de una prueba capaz de predecir con precisión las lesiones que acaban siendo cancerosas.
Actualmente el patrón de oro por lo que se refiere al diagnóstico es el estudio histopatológico, este tipo de análisis consiste en extraer un tejido por biopsia en el transcurso de una operación que posteriormente es examinado al microscopio por un patólogo. Se trata de un procedimiento relativamente invasivo y la mayoría de los cánceres bucales diagnosticados de este modo se encuentran ya en fases avanzadas, cuando las probabilidades de supervivencia están considerablemente mermadas. Las tasas de supervivencia de los pacientes a quienes se diagnostica la enfermedad en un estado avanzado son bajas, en concreto de cinco años para aproximadamente entre el 10 y el 30% de ellos.
Básicamente la prueba qMIDS mide los niveles de dieciséis genes, información que se convierte -por medio de un algoritmo de diagnóstico, en un «índice de malignidad» con el que se cuantifica el riesgo de que determinada lesión acabe siendo cancerosa. Según los investigadores, resulta menos invasiva y más rápida que los métodos histopatológicos habituales. Sólo requiere un fragmento de tejido de entre uno y dos milímetros (menos de la mitad de un grano de arroz) y ofrece resultados en menos de tres horas, mientras que la espera con los métodos habituales suele ser de hasta una semana.
Si bien este estudio de prueba de concepto señala la qMIDS como prueba de diagnóstico válida para la detección temprana del cáncer bucal, será necesario realizar ensayos clínicos complementarios con los que evaluar los beneficios clínicos a largo plazo de esta prueba para los casos de cáncer bucal.