La Organización Mundial de la Salud reporta una alta prevalencia de Hepatitis tipo A en México. La alta prevalencia se mide porque prácticamente a los 18 años de edad un porcentaje muy alto estaba reportado que el 100% tenían anticuerpos para hepatitis A.
A diferencia de otros tipos de hepatitis, como la B y la C, la hepatitis A se adquiere por medio de la ingesta de alimentos contaminados con el virus de la hepatitis A y el período de incubación de 15 a 45 días.
Las manifestaciones clínicas dependen de la etapa en la cual se encuentra la enfermedad. Las personas con hepatitis A pasan primero por una fase pre-ictérica donde hay dolor abdominal en la cual el enfermo presenta nausea, decaimiento y vómito que fácilmente se confunde con una infección gastrointestinal: Después de esto, viene la fase ictérica que suele durar un promedio de dos semanas pudiendo extenderse hasta 2 mese. La ictericia implica que el enfermo adquiere un tono amarillento en la piel y la esclerótica en los ojos, así como un obscurecimiento de la orina y las heces son más claras de lo habitual. El diagnóstico de hepatitis A se confirma mediante estudios de sangre que miden los anticuerpos contra la hepatitis A. Cuando están elevados los niveles de inmunoglobulina M, significa que el individuo está cursando con la hepatitis A y cuando la inmunoglobulina G es la que está elevada, es que el paciente tuvo la enfermedad. Además también son de utilidad las llamadas pruebas de función hepática.
El tratamiento consiste en reposo y medicamentos para aliviar los síntomas. Pero la clave radica en la prevención con la vacuna contra la hepatitis A que se aplica en dos dosis a partir del año de edad.
Una persona que padeció hepatitis A debe suspender la ingesta de bebidas alcohólicas durante un mínimo de 6 meses.
Vale la pena destacar que una persona que padeció hepatitis A, si es candidata para donar sangre.