La meditación enfocada en el desarrollo de la compasión logra que las personas mejoren su capacidad para comprender las expresiones faciales de los demás, aumentando su empatía.
La antropóloga Jennifer Mascaro, y su equipo de investigadores de la Universidad Emory en EUA, utilizaron pruebas conductuales y pruebas con equipos de resonancia magnética funcional para constatar como mejora la empatía en las personas que participaron en un programa de meditación.
El programa se basa en las antiguas prácticas budistas tibetanas pero su contenido es secular, incluye elementos como la práctica para mejorar la concentración y no juzgar los sentimientos y pensamientos propios, se enfoca en que las personas logren analizar y reinterpretar sus relaciones con los demás.
Los resultados del estudio son muy interesantes pues sugieren que las intervenciones conductuales pueden mejorar un aspecto clave de la empatía. Se sabe por estudios previos que tanto los chicos como los adultos que pueden leer mejor las expresiones emocionales de los demás logran consolidar mejores relaciones, comenta Jennifer Mascaro.
Los voluntarios de la investigación eran adultos sanos que nunca habían meditado antes. Algunos completaron el programa desarrollado por la universidad y luego practicaron en su casa durante ocho semanas, mientras que el resto no meditó sino que participó en clases sobre temas variados, como el efecto de la actividad física en la salud y los daños del estrés.
Antes y después de cumplir el programa los voluntarios realizaron una prueba destinada a medir su capacidad de comprender las expresiones faciales de una serie de personas fotografiadas. Durante este ejercicio los especialistas registraron su actividad cerebral usando equipos de resonancia magnética funcional, los participantes que meditaron mejoraron considerablemente su capacidad para reconocer las emociones en las otras personas, y además mostraron una mayor actividad neural en las áreas relacionadas a la empatía. Los voluntarios que no meditaron no mostraron ninguno de estos cambios.
Lobsang Tenzin Negi, director de la Alianza Emory-Tibet y coautor del estudio, explica que la idea es que podemos entrenar las emociones que tenemos por las otras personas de una manera positiva. El programa de meditación condiciona a la mente para reconocer que todos somos inter-dependientes y que todos los individuos desean ser felices y no sufrir.