Al contrario de lo que se ha pensado durante mucho tiempo, dormir mucho parece ser una buena forma de proteger a la gente que tiene predisposición genética a la obesidad, afirma el Dr. Nathaniel Watson de la Universidad de Washington en EUA.
En el estudio llevado a cabo con gemelos, el Dr. Watson y su grupo de investigadores encontraron que aquellos que dormían más de nueve horas cada noche eran más delgados y mostraban menos riesgo de subir de peso que quienes dormían menos de siete horas.
Según los científicos, el sueño prolongado parece suprimir los factores genéticos que conducen al aumento de peso. Y dormir poco tiene el efecto opuesto, afirma el estudio publicado en Sleep, la revista de la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño.
La nueva investigación, revela que hay factores mucho más complejos entre el sueño y los mecanismos biológicos que conducen a la obesidad. Hasta ahora ya han sido identificados varios genes, unos 20, que juegan un papel en el riesgo que tiene una persona de ser obesa.
Los principales factores de riesgo, por supuesto, son una dieta mala y la falta de ejercicio, los genes desempeñan un papel en la forma como el organismo utiliza la energía que se consume, la forma como se almacena la grasa en el cuerpo y las sensaciones de sentirse satisfecho o seguir con hambre después de haber ingerido una comida.
También tienen una función en la rapidez con que usa la glucosa. Los investigadores estudiaron a 1.088 pares de gemelos tanto idénticos como no idénticos. Los gemelos idénticos comparten exactamente los mismos genes y están sujetos a los mismos efectos genéticos, por lo tanto, las diferencias que demuestran se deben, por lo general, a factores ambientales.
Por otra parte, los gemelos no idénticos no comparten todos los mismos genes y con ellos se pueden investigar las diferencias genéticas.
Los gemelos que participaron en el estudio eran mujeres, con una edad promedio de 36,6 años, caucásicas y con un IMC promedio de 25,3.
Los investigadores encontraron que en los sujetos que dormían menos de siete horas, la predisposición genética a un incremento en IMC era dos veces más grande que en los que dormían más de nueve horas cada noche.
Según los científicos, en los gemelos que dormían poco, el impacto de la herencia genética en su IMC era de 70%, mientras que en gemelos que dormían más de nueve horas este impacto era de 32%.
Para una persona con predisposición a la obesidad, entre más duerme, menos importante se vuelve la genética en la determinación de su peso corporal, los ajetreados estilos de vida modernos sin duda han contribuido a la epidemia de obesidad en el mundo.