Es normal que un bebé alimentado con leche materna sea más irritable y llore más que uno que toma biberón. Y las madres no deben preocuparse, afirma un estudio dirigido por el Dr. Ken Ong.
El llanto de un bebé amamantado puede deberse a cansancio y no a hambre.
Según los expertos del Consejo de Investigación Médica del Reino Unido en Cambridge, Inglaterra, esta irritabilidad es natural. Y aunque los bebés que toman leche de fórmula parezcan más contentos y sea más fácil apaciguarlos, esto puede deberse a que están sobrealimentados.
La leche materna es lo mejor, subrayan los científicos en el estudio publicado en PLoS One, y las madres deben perseverar, los expertos en salud recomiendan que las madres alimenten a sus bebés exclusivamente con leche materna durante los primeros seis meses de vida.
Muchas nuevas mamás se esfuerzan por amamantar a sus bebés, pero en los primeros meses o semanas desisten y cambian a la leche de fórmula, la explicación más común de porqué dejaron de lactar es que su bebé no queda satisfecho con leche materna solamente.
Esta razón, dicen los científicos del MRC, refleja la percepción de que la inquietud o el llanto de su bebé es una señal negativa, pero agregan que esta irritabilidad en los bebés que lactan es normal y es la forma que tienen para comunicar sus necesidades a su madre.
Hay evidencia que muestra que la lactancia es la forma más normal y más sana de nutrición infantil. Y los hallazgos no lo contradicen, afirma el Dr. Ong. En el estudio del MRC, que involucró a 316 bebés de 3 meses de edad, se pidió a sus madres que comentaran sobre el temperamento de su infante y anotaran si lo habían alimentado con lactancia o biberón.
En total, 137 de los niños fueron alimentados exclusivamente con leche materna, 88 exclusivamente con biberón y 91 con una mezcla de leche de fórmula y leche materna.
Los resultados mostraron que los bebés que habían sido amamantados fueron clasificados por su madre como de temperamento más exigente y tendían a llorar más.
El entendimiento de los factores que determinan la alimentación de un infante es un paso clave en el diseño de estrategias apropiadas que conduzcan a conductas sanas.