Las sanguijuelas, que fueron utilizadas durante siglos como remedios para la salud como demuestran infinidad de cuadros y grabados, vuelven por la puerta grande a la medicina del siglo XXI.
Las sanguijuelas se utilizan como eficientes anticoagulantes y calmantes contra el dolor, como han comenzado a demostrar varias clínicas en Estados Unidos, como el neoyorquino Continuum Centre for Health and Healing.
El uso médico de este gusano hematófago para evitar coágulos o drenar el veneno del torrente sanguíneo es conocido desde hace más de 2.500 años, pero recientemente se ha descubierto que producen un analgésico similar a la morfina.
Un antiguo jugador de fútbol americano fue el primero en apuntarse a pagar más de 500 euros que cuesta esta terapia a base de mordeduras de las sanguijuelas para aliviar los dolores que la osteoartritis produce en una de sus rodillas, consecuencia de su carrera como deportista.
Durante una sola sesión, cinco o seis sanguijuelas de la especie Hirudo Medicinalis, la única con propiedades curativas, muerden la zona afectada y segregan una sustancia que calma el dolor y permite recuperar la movilidad por un periodo de seis meses.
La terapia con sanguijuelas reduce la rigidez de las articulaciones y calma el dolor de manera más efectiva que los antiinflamatorios tradicionales. A pesar de todo, el sistema tiene sus complicaciones debido a que las sanguijuelas sólo se pueden usar una vez y no en cualquier momento, sino cuando estén hambrientas, ya que en caso contrario no producirán los efectos deseados.