Desde la década de los 70´s las dietas bajas o con nulo aporte de carbohidratos han sido grandes favoritas de los que pretenden bajar de peso rápidamente y sin mucho esfuerzo o para quienes quieren mantener un peso bajo pero darse pequeñas “escapadas” de vez en cuando.
Estas dietas en las que se restringe tremendamente la ingesta de hidratos de carbono tanto simples como semi complejos (o sea azúcares y almidones) y que implican dejar de comer productos derivados de los cereales, como panes, pastas, arroz o galletas, frutas y muchas verduras e incluso leguminosas se hicieron populares gracias al Dr. Atkins, un conocido cardiólogo norteamericano que las hizo famosas con la publicación de un libro y el establecimiento de clínicas.
Y es que para enflacar sí que funcionan. Se baja de peso fácil y rápidamente, sin padecer hambre y con muy poco esfuerzo. Se fomenta el consumo de productos que nos encantan, como carnes, alimentos ricos en grasa de origen animal (quesos madurados, mantequilla y crema y embutidos) y no se restringen las cantidades. Parece una sencilla solución para perder esos kilos de más…
Sin embargo, esas dietas bajas en carbohidratos no son recomendables casi en ningún caso. Y es que aunque ayudan a perder peso, también causan en el cuerpo la acumulación de sustancias semi nocivas y difíciles de excretar, conocidas como cuerpos cetónicos. Éstos causan en la persona una sensación de desorientación, dolor de cabeza e incluso náuseas. Además la dieta se asocia con periodos de estreñimiento severo… pero sobre todo pueden elevar el colesterol y los triglicéridos sanguíneos y a mediano plazo tienen un alto índice de “rebote” o sea de recuperación del peso perdido con un ligero incremento adicional…
Su más grave consecuencia radica en una mayor incidencia de enfermedades crónico-degenerativas como diabetes mellitus tipo II, enfermedades cardiovasculares y problemas en los lípidos sanguíneos. Por eso desde los años 90’s se recomiendan menos y son ampliamente criticadas.
Hoy contamos con una muy interesante nueva alternativa de dieta baja en carbohidratos y con los mismos beneficios para la pérdida de peso y su velocidad pero con un impacto completamente diferente en el estado de salud de la persona. Es realmente sorprendente…
Resulta que científicos encabezados por el Dr. Frank Hu publicaron en Annals of Internal Medicine de septiembre del presente año un artículo donde describen un estudio que les llevó varios años. En un caso dieron seguimiento a 85,000 mujeres de 1980 a 2006 y en otro siguieron a 44,500 hombres de 1986 a 2006. En ambos casos había personas siguiendo una dieta baja en hidratos de carbono pero rica en alimentos de origen animal, como carnes rojas, y personas que llevaban una dieta baja en hidrataos de carbono pero alta en proteínas y grasas de origen vegetal como las que se encuentran en los cacahuates y otras semillas.
Los descubrimientos son impactantes: aquellos que siguieron la dieta rica en productos de origen animal tuvieron un riesgo incrementado de muerte de 23%; una mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares en un 14% y un mayor riesgo de cáncer de 28%.
Mientras tanto, las personas que siguieron la así llamada dieta “eco Atkins” o sea la que busca proteínas y grasas de origen vegetal en conjunto con una dieta baja en hidratos de carbono, tuvieron un 20% menos de probabilidad de muerte en general, con un 23% de menor incidencia de enfermedad cardiovascular.
Los directivos de Atkins Nutritionals se han inconformado con los resultados y mencionan que las personas que decían tener un muy moderado consumo de hidratos de carbono en realidad consumían más de los reportado….pero lo que es incuestionable es que los elevados consumos de carne roja y grasas de origen animal fueron los responsables de la mayor incidencia de enfermedad.
Pero según la Dra. Congro, otra autora del estudio, la dieta baja en hidratos de carbono y alta en proteína y grasas insaturadas seguida por los participantes es ideal, pues se adquieren la mayoría de las grasas de aceites y cacahuates u otras semillas, mientras que las proteínas vienen de leguminosas como soya o frijol. Todos estos alimentos han sido reconocidos por su alto impacto nutrimental y su baja asociación a las enfermedades crónico degenerativas.
Y aunque el estudio puede haber omitido variables como la actividad física, el peso corporal o malos hábitos como el tabaquismo, la verdad es que nos deja una enseñanza muy clara: estamos sobre consumiendo alimentos ricos en hidratos de carbono, sobre todo panes, arroces, pastas y alimentos ricos en azúcares… y demasiados productos ricos en grasas de origen animal, particularmente carne roja, mientras que nuestro consumo de alimentos de origen vegetal ricos en grasas saludables y en proteínas es muy bajo.
Y claramente nos podemos beneficiar mucho tanto en el mantenimiento de un peso saludable como en prevención de enfermedades crónico degenerativas particularmente las cardiovasculares y el cáncer con estos cambios en la dieta. Es importante disminuir la cantidad de alimentos ricos en hidratos de carbono refinados que consumimos, en particular los que se encuentran muy llenos de féculas y harinas; es también esencial disminuir la ingesta de alimentos de origen animal ricos en grasa y colesterol. Y si esto lo aunamos a un mayor consumo de alimentos ricos en proteínas y grasas saludables como semillas y leguminosas, como el cacahuate, puede ser muy benéfico para nosotros, ayudándonos de mantener un peso más sano, una menor probabilidad de muerte temprana y una menor incidencia de padecer enfermedades crónico-degenerativas.