La audición parece estar relacionada con las demencias, ya que los adultos mayores con pérdida de audición tienen un riesgo mayor de desarrollar esta seria patología.
A dichas conclusiones llegó un estudio a cargo del Dr. Frank Lin del Hospital Johns Hopkins en EUA, y publicado en la revista Archives of Neurology. Los autores explicaron que para el 2050 habrá 100 millones de personas con demencias a nivel mundial, por lo cual las intervenciones tempranas son importantes para disminuir la incidencia de esta patología.
Las demencias son patologías caracterizadas por un conjunto de síntomas que afectan al cerebro. Uno de los síntomas más frecuentes es la pérdida de la memoria, pero también puede incluir los cambios en la personalidad, el no poder hacer tareas habituales como vestirse o la incapacidad para dominar las emociones.
Dentro de este grupo de enfermedades están la enfermedad de Alzheimer y los daños causados por los accidentes cerebrovaculares. Los fármacos alivian los síntomas y frenan el avance de estas patologías, pero no existe una cura para las demencias.
El Dr. Frank Lin, trabajó con 639 personas de 36 a 90 años. Entre 1990 y 1994 les realizó estudios de audición y luego siguió de cerca su estado de salud hasta 2008, prestando especial atención al desarrollo de las demencias y la enfermedad de Alzheimer.
A lo largo de los años algunos voluntarios sufrieron pérdidas leves, moderadas y severas de la audición. A su vez, 58 personas desarrollaron algún tipo de demencia.
Los autores notaron que los participantes con problemas de audición tenían un riesgo mayor de sufrir una demencia, de manera que cuanto más grave era la pérdida de audición aún mayor era el peligro de tener una demencia.
El Dr. Lin dijo que esta relación podría tener múltiples causas, como que ambas condiciones puedan compartir un mecanismo neuropatológico subyacente, pero aún no se sabe a ciencia cierta cual es la explicación, si estos hallazgos se confirman con otras investigaciones, entonces tendrán fuertes influencias para los individuos y para la salud pública.
Fuente: Hospital Johns Hopkins