La búsqueda de un remedio natural que aumente la virilidad y la potencia en la cama ha sido una obsesión para los hombres de todas las civilizaciones y religiones. Ungüentos con esperma de ballena, piel de sapo, hierbas exóticas… Un sinfín de ingredientes se ha utilizado a lo largo de la historia en brebajes de todo tipo. Sin embargo, los estudios científicos que avalen los efectos sobre la sexualidad de estos afrodisiacos naturales son pocos y bastante controvertidos.
La revista Journal of Sexual Medicine, repasa la evolución de estos productos, que toman su nombre de Afrodita, la diosa del amor y la belleza. Ya en poemas hindúes, de hace 3.000 o 4.000 años, figuran referencias a sustancias con capacidades para aumentar el rendimiento masculino. Y en el imperio Romano consumían genitales de animales para tal fin, una práctica que también llevaron a cabo otras culturas.
Si alguien pensaba que con la evolución de la medicina y con la aparición de fármacos específicos para tratar la disfunción eréctil-como el sildenafilo (Viagra), el interés por los remedios naturales iba a disminuir, estaba equivocado. Existe un resurgir de estos afrodisiacos, confirma el Dr. Rany Shamloul, del departamento de Andrología y Sexología de la Universidad de Queen, en Canadá. El investigador señala dos posibles explicaciones, que sea la esperanza de aquellos hombres que ven disminuida su libido, pero cuyo problema no se puede tratar con los medicamentos actuales y, en segundo lugar, que sean varones que rinden bien pero que quieren ser aún mejores en la intimidad.
La ciencia tampoco ha sido indiferente al fenómeno de los afrodisiacos naturales y algunos estudios, sobre todo en animales, han tratado de confirmar si realmente sirven para algo. Entre los que más interés han despertado se encuentra la yohimbina, una sustancia que se extrae de la corteza de unos árboles de Zaire, Gabón y Camerún, fue el primer agente, antes de la llegada de Viagra, que se prescribió para el tratamiento de la disfunción eréctil. Pero sus efectos sólo son moderados y para ciertos tipos de disfunción.
Otro de los productos más solicitados es el ginseng, las propiedades afrodisiacas se le atribuyen al ginseng rojo. Los estudios llevados a cabo con esta hierba, en los que han participado más de 300 hombres con disfunción eréctil, muestran que mejora la capacidad sexual más que los productos placebo con los que se ha comparado. Sin embargo, se desconoce aún su mecanismo de acción.
La Ambra grisea, sustancia que se encuentra en el esperma de las ballenas y que se utiliza en los países árabes para tratar dolores de cabeza y reumáticos, se ha investigado en estudios con animales para ver si aumenta la potencia sexual, aunque no hay resultados concluyentes. Lo mismo ha ocurrido con tejidos de los sapos y los escarabajos.
La hierba Epimedii, común en la medicina china, y la Muira Puama, típica de Brasil, son consideradas afrodisiacas y algunos trabajos han mostrado que aumentan el deseo sexual y la erección, pero no se sabe cómo ni sus posibles efectos secundarios.
Menos exóticos que los anteriores afrodisiacos pero con la misma fama son el cacao, el cannabis y el alcohol. Los estudios con el cacao han mostrado que puede jugar un papel a la hora de modular la función genital de las mujeres y que ellas confiesan sentir más placer tras haber consumido este producto, pero los científicos no acaban ponerse de acuerdo sobre estos datos aislados.
En cuanto al alcohol, su relación con la sexualidad es muy antigua. Al ser un líquido que desinhibe, muchos piensan que potencia también el deseo sexual, pero los resultados de las investigaciones realizadas hasta la fecha son contradictorios. Y respecto al cannabis, lejos de favorecer la virilidad, lo que han demostrado los trabajos es que causa disfunción sexual en las mujeres e inhibe el orgasmo.
La evidencia científica sobre este tema es muy limitada como para recomendar el uso de afrodisiacos naturales, muchos de los cuales además tienen un perfil tóxico que pueden provocar efectos secundarios importantes.
El kebab, el té, el marisco y el picante son otros productos a los que la sabiduría popular les atribuye propiedades afrodisiacas. Y a veces funcionan, aunque los investigadores creen que más por sugestión.