La incapacidad para expresar emociones -alexitimia- y las enfermedades autoinmunes, como el lupus eritematoso sistémico, parecen tener una asociación significativa, cuya posible explicación podría tener que ver con el hecho de que la alexitimia podría provocar síntomas físicos o somáticos.
Así lo ha señalado un estudio realizado por investigadores portugueses, publicado en la revista Journal of Psychotherapy and Psychosomatics.
Los pacientes con lupus sufren altos niveles de angustia psicológicos y necesitan mantener un contacto frecuente con su médico, así como psicoterapia o intervenciones de ayuda psicológica, además de intervenciones médicas y psicofarmacológicas.
El equipo de investigadores liderado por el Dr. Antonio Barbosa intentó averiguar si existe un potencial vínculo entre la incapacidad para expresar emociones y el lupus eritematoso sistémico, una severa y compleja enfermedad reumática con manifestaciones clínicas muy diversas, cuya evolución clínica es impredecible y está caracterizada por exacerbaciones y periodos de remisión.
Las funciones físicas y psicológicas de estos pacientes se ven comprometidas por la imposibilidad para predecir esta enfermedad y lo variable de sus manifestaciones. Algunos estudios han considerado variables psicológicas en los pacientes con lupus, como los problemas de la personalidad, los acontecimientos vitales, la baja autoestima o el apoyo social.
Estos pacientes parecen tener también dificultades a la hora de identificar, procesar, manejar y expresar emociones, lo que podría reflejar la presencia de alexitimia. El objetivo del estudio portugués es revelar la relación entre las variables clínicas y la alexitimia, buscando el impacto de las variables psicológicas en los pacientes con lupus eritematoso sistémico.
Los pacientes que participaron en este estudio, un total de 53, eran personas que habían solicitado una consulta sobre una enfermedad autoinmune en un hospital universitario. Por otra parte, los investigadores formaron un grupo de control de 31 voluntarios sanos entre la población portuguesa.
También se incluyó un grupo de control clínico formado por pacientes con urticaria crónica, una enfermedad crónica invalidante. No había homogeneidad entre las muestras de pacientes con urticaria crónica y el grupo con lupus en tres variables sociodemográficas: edad, residencia y educación.
Los investigadores no encontraron diferencias estadísticamente significativas entre los pacientes con lupus o urticaria. Sin embargo, descubrieron que el grupo con lupus presentaba puntuaciones significativamente más altas en este test, en comparación con el grupo de control sano.