Investigadores recomiendan darle una pausa al ritmo de vida para sentir los poderosos efectos fisiológicos naturales que genera el buen dormir.
Dormir es una función vital tan importante como comer o respirar. Durante el sueño se desarrollan distintos procesos fisiológicos fundamentales que tienen que ver con funciones neurocognitivas, inmunes, endocrinas y metabólicas.
Sin embargo, en promedio las personas duermen dos horas menos que hace 60 años, y esto trae profundas consecuencias en la calidad de vida y salud de las personas.
Cambia la forma en que respiramos y en la que nuestro corazón late. Y las alteraciones prolongadas en la cantidad o calidad de sueño se asocian con la aparición de distintas enfermedades, como obesidad, diabetes, e hipertensió, explica el Dr. Daniel Vigo, investigador del Laboratorio de Neurociencias de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires en Argentina
La falta de sueño disminuye el rendimiento durante el día e implica exponerse a un mayor riesgo de accidentes, como por ejemplo al conducir un vehículo. Se pueden tomar varias medidas para mejorar el sueño.
La siesta es muy beneficiosa, especialmente, cuando tiene una duración de menos de 45 minutos y se realiza antes de las 4pm, pues demostra un efecto benéfico en el grado de alerta, creatividad, estado de ánimo y productividad.
Realizar pequeñas siestas se asocia a un menor riesgo de padecer distintas patologías como las enfermedades cardiovasculares o la enfermedad de Alzheimer.
La siesta es un hábito que puede aliviar muchos problemas relacionados con el sueño inadecuado y, más allá de pensar que es una pérdida de tiempo, la siesta es capaz de mejorar nuestra actividad durante la vigilia y hacerla más productiva.