Se dice que la belleza, más que en el objeto que miramos, está en los ojos de quien lo mira. Ahora, científicos de la Universidad de Londres (UCL) han comprobado que realmente la belleza es algo subjetivo pero no está en los ojos, sino en el cerebro de quien la mira.
Los investigadores descubrieron que cuando experimentamos algo bello, como una pintura o una pieza musical, se «enciende» una región específica en el cerebro, la corteza orbitofrontal medial.
El Dr. Semir Zeki y su equipo del Laboratorio Wellcome de Neurobiología de la Universidad de Londres, planearon descubrir cuáles son las similitudes entre lo que es considerado bello por los seres humanos.
Se sabe que lo que una cultura percibe como hermoso o feo varía drásticamente de lo que es considerado bello o poco atractivo en otras culturas y sociedades. Y aún entre una misma cultura, una persona elige algo distinto de otra cuando se trata de decidir qué es hemoso.
Hasta ahora, sin embargo, nadie había logrado comprobar si realmente la belleza es algo tan subjetivo.
El asunto de si existen ciertas características que hagan a los objetos hermosos ha sido debatido durante miles de años tanto por artistas como filósofos, pero no se ha logrado establecer una conclusión adecuada, se ha debatido la cuestión de si los humanos contamos con un sentido abstracto de la belleza, es decir, un sentido que estimule en nosotros una misma experiencia emocional poderosa, independientemente de cuál sea la fuente, por ejemplo, una obra musical o visual.
Ya es tiempo de que la neurobiología resuelva estas cuestiones fundamentales, afirman los investigadores.
El Dr. Semir Zeki ha estado estudiando en los últimos 10 años un nuevo campo en la neurociencia: la llamada neuroestética, que busca las bases biológicas y neurales de la creatividad, la belleza y el amor.
En el nuevo estudio participaron 21 voluntarios, todos de distintas culturas y orígenes étnicos, a los cuales se les presentaron una serie de pinturas y piezas musicales.
Los individuos debían clasificar a cada obra como hermosa, indiferente o fea.
Posteriormente se les presentaron esas mismas pinturas o piezas musicales mientras eran sometidos a un escáner de imágenes de resonancia magnética funcional para medir la actividad en su cerebro.
Los resultados mostraron que una región en la parte delantera del cerebro, llamada corteza orbitofrontal medial, se activaba más cuando los individuos escuchaban una pieza de música o miraban una pintura que habían clasificado previamente como hermosa.
Por el contrario, ninguna región del cerebro se activaba cuando se les presentaba una obra que habían calificado de fea.
La corteza orbitofrontal medial, explican los científicos, forma parte del centro de placer y recompensa en el cerebro, y estudios en el pasado ya la habían asociado con la apreciación de la belleza.
Sin embargo, dice el profesor Zeki, ésta es la primera vez que la ciencia es capaz de demostrar que la misma zona del cerebro se activa tanto con la percepción visual como la auditiva de la belleza en un mismo individuo.
Esto implica que la belleza realmente existe como un concepto abstracto en el cerebro, el estudio muestra que la belleza está en el cerebro de quien la mira.
Otro resultado interesante que encontraron los científicos fue que la percepción visual de la belleza parece tener un efecto especial en el cerebro.
Cuando los participantes experimentaban la belleza en una pintura se incrementaba también la actividad en otra región del cerebro, el núcleo caudado, que se encuentra cerca del centro del cerebro.
Esta zona ha sido previamente asociada al amor romántico, lo cual, sugiere una correlación neural entre la belleza y el amor.
Los investigadores pueden argumentar que sólo las creaciones cuya experiencia está correlacionada con la actividad en la corteza prefrontal orbital deberían quedar clasificadas como arte hermoso.
El científico planea ahora investigar cómo y hasta qué punto la belleza está determinada por la crianza y la cultura.