En un estudio realizado por Laura C. Kudrna y Paul Dolan, de London School of Economics and Political Science, confirman que los adultos mayores manifestaron un nivel de cansancio menor que los más jóvenes.
Para sorpresa de los investigadores, los participantes de entre 15 y 24 años fue el grupo que más fatiga sentía durante las actividades del día. La diferencia con los adultos mayores fue casi de un punto en una escala de cero a seis (seis puntos representaban «muy cansado»).
Es un efecto enorme, esa relación entre la edad y la fatiga (a mayor edad, menor cansancio) se mantuvo tras considerar las horas de sueño, la cantidad de hijos, la situación laboral y la salud general.
El equipo también observó que los participantes con mayor educación formal y mejor salud tendían a sentir menos fatiga. Las mujeres estaban más cansadas que los hombres y la sensación crecía con cada hijo.
El estudio, incluyó a 13.000 personas y es uno de los pocos sobre el cansancio a gran escala, los resultados se publicaron en Journals of Gerontology Series B.
La evidencia disponible es contradictoria y la mayoría de los estudios habían sido en hospitales o en Europa, hablar de cansancio es un símbolo de status en la sociedad estadounidense, la gente tiende a sobreestimar el nivel de fatiga al responder sobre largos períodos.
Los investigadores Kudrna y Dolan reunieron información de la última Encuesta Estadounidense sobre el Uso del Tiempo. En el 2010, los investigadores de la Oficina del Censo de Estados Unidos le había pedido a un grupo de personas de entre 15 y 85 años que completara un diario de actividades ciertos días de la semana.
Luego, un especialista eligió al azar tres actividades y le pidió a cada participante que calificara el nivel de cansancio con una escala del cero al seis, el equipo observó que el nivel promedio de fatiga disminuía de 2,5 en los más jóvenes a 1,8 en los más grandes.
Los adultos mayores se sienten mejor que los jóvenes en las actividades diarias y ese es un patrón que se replica en la investigación, indicó Laura Carstensen, directora del Centro de Longevidad de Stanford University, California. Los nuevos resultados muestran algo distinto a lo que la gente considera cansancio, que suele estar asociado con la fuerza muscular, la inflamación y la capacidad cardiovascular.
Fuente: Journals of Gerontology