Científicos de la Red de Investigación en Enfermedades Tropicales del Instituto de Salud Carlos III han descubierto biomarcadores claves para controlar la Enfermedad de Chagas, que permiten averiguar si el tratamiento está funcionando y detectar posibles recaídas. Los hallazgos han sido publicados en las revistas científicas BMC Infectious Diseases y Clinical and Vaccine Inmunology’
La enfermedad de Chagas afecta a más de 10 millones de personas en todo el mundo.
Esta patología tiene una primera fase aguda, con síntomas similares a los de una gripe. Si el Chagas no se trata en esta primera fase, los pacientes pasan durante 20 ó 30 años por una fase crónica indeterminada, en la que entre el 20 y el 30% de los pacientes desarrollan alteraciones cardiacas; un 10% problemas digestivos o ambas y, en menor porcentaje, una forma neurológica. En la fase indeterminada, el parásito se reproduce y causa severos daños en el organismo.
Hasta ahora no existían marcadores que indicaran cómo estaban siendo afectados los tejidos durante los 20 a 30 años en los que la enfermedad es asintomática. Tampoco se podía saber cómo evolucionaba el Chagas, ya que la velocidad a la que progresa depende de la capacidad de respuesta del sistema inmunológico de cada persona frente a la actividad del parásito.
Cuando se diagnostica Chagas a un paciente, el primer problema que se le plantea al médico es si tratarlo o no tratarlo, porque no saben hasta qué grado está afectada por la enfermedad. Además tampoco se sabe si los tejidos de la persona están siendo afectados o el parásito se encuentra latente, pero si causar daños.
Los fármacos para el Chagas son tóxicos, producen hipersensibilidades y alergias, entre otros problemas y hasta ahora tampoco existían marcadores que pudieran indicar al médico qué hacer en cada caso concreto.
Además, una vez puesto el tratamiento, tampoco existían marcadores para que los médicos conocieran si el tratamiento estaba resultando eficaz o no. La serología, o prueba que permite comprobar la presencia de anticuerpos específicos de Chagas en sangre, tarda en cambiar y no se modifica por estar recibiendo tratamiento. Esto significa que los afectados de Chagas hasta ahora podían estar recibiendo tratamientos durante años sin que el médico supiera si se estaban curando o no.
Otro de los aspectos desconocidos hasta ahora por los médicos era si los pacientes realmente tomaban los medicamentos. Los indicadores descubiertos han hecho aflorar casos en que no se estaba realizando el cumplimiento terapéutico.
Los investigadores han hallado unos biomarcadores que permiten identificar la caída de anticuerpos cuando el tratamiento está o no resultando eficaz. Con este sistema saben, primero si está tomando o no el tratamiento y si está en vía o no de curación. Además, el biomarcador detecta posibles recaídas de la enfermedad.
Los biomarcadores descubiertos tendrán una fácil aplicación práctica a los pacientes. Bastará una técnica serológica no convencional de sencilla realización, basada en la determinación del nivel de anticuerpos existente en el suero de los pacientes de Chagas.
En 1998, la Organización Mundial de la Salud fijo el año 2010 como año para la eliminación de la transmisión de Chagas. Sin embargo, esto no se ha producido entre otras cosas por falta de inversión económica.