La Asociación Mundial de Medicina del Sueño celebra hoy el Día Mundial del Sueño.
En todo el mundo, hoy se realizan actividades con el objetivo de llamar la atención sobre distintos problemas importantes vinculados con el sueño y la importancia de dormir bien tanto para la salud, la educación, la sociedad y la seguridad vial.
El Día Mundial del Sueño se creó en el año 2008. Su objetivo principal es disminuir el impacto y los trastornos que ocasiona el no dormir las horas necesarias en la sociedad. El sueño es un estado de reposo uniforme del organismo, en contraposición con el estado de vigilia,cuando la persona está despierta, el sueño se caracteriza por los bajos niveles de actividad fisiológica (presión sanguínea, respiración) y por una respuesta menor ante estímulos externos. El sueño cumple importantes funciones renovadoras para nuestra mente y nuestro cuerpo. Sin embargo, hay personas para las cuales la hora de dormir está muy lejos de ser una experiencia placentera y renovadora sino que se convierte en una lucha cotidiana contra el insomnio y otros problemas del sueño. Millones de personas no pueden disfrutar de un día pleno, alerta y productivo porque la noche anterior no pudieron dormir.
Las personas que sufren de insomnio, que luchan por querer dormir, se ven afectadas en la salud y en su desarrollo personal y laboral, es decir afecta su calidad de vida. La persona que sufre de insomnio no se siente no puede desenvolverse adecuadamente en sus actividades.
El sueño consiste en 4 etapas y cada ciclo de sueño dura aproximadamente 90 minutos. De ahí que un adulto deba dormir entre 7 y 8 horas para cubrir los 5 ciclos de sueño que su organismo necesita.
El tener un sueño reparador es fundamental ya que durante el sueño se liberan diversas hormonas como la de crecimiento, que en los adultos contribuye a tener un aspecto más juvenil y las que regulan el apetito. De ahí que las personas que duermen poco tienden a comer más y por lo tanto a subir de peso.
Además, el consumo de pastillas para dormir que contengan benzodiacepinas inhibe la tercera etapa del sueño, que es cuando se liberan las hormonas reguladoras del apetito. Es por ello que las personas que consumen este tipo de pastillas para dormir tienden a engordar.