El estudio dirigido por el Dr. Zian H. Tseng, de la University of California, en San Francisco EUA, surgió de la observación de pacientes durante varios años.
Dentro del trabajo del 2010, investigaron la muerte súbita, advirtiendo que muchos de esos casos incluían a pacientes infectados por el VIH, entonces, surgió la idea de que era posible que existiera alguna conexión.
La investigación estuvo realizada con la supervisión de la Dra. Priscilla Hsue, profesora asociada de medicina de la Universidad de California en San Francisco y directora de la Clínica de Cardiología y VIH del Hospital General y Centro de Trauma de San Francisco, que es una de los pocos cardiólogos del país especializados en VIH.
Se establecio que era probable que existiera la relación entre el VIH y la muerte súbita, y así comenzó el trabajo colaborativo. Junto con otros colegas, Tseng y Hsue analizaron la incidencia, las características clínicas y los vaticinadores de la Muerte Cardíaca Súbita en 2.860 pacientes adultos atendidos consecutivamente entre el 2000 y el 2009 en un centro de salud público para pacientes con VIH.
El 13% de las 230 muertes registradas en unos 3,7 años de seguimiento reunieron los criterios de Muerte Cardíaca Súbita. Esas 30 muertes representaron el 86% de las 35 muertes por causas cardíacas del grupo lo que se traduce en una tasa de Muerte Cardíaca Súbita en una década de 2,6 por cada 1.000 personas-años (comparado con 11,4 por cada 1.000 personas-años de muerte por sida).
El hecho de que la gran mayoría de las muertes por causas cardíacas fuera súbita es sorprendente y significa que los médicos, deben estar atentos a esta posible complicación de la salud en los pacientes con VIH.
Los autores estimaron que la tasa de Muerte Cardíaca Súbita en los pacientes con VIH es 4,46 veces mayor que la esperada.
Entre los pacientes con VIH con Muerte Cardíaca Súbita se registró una mayor prevalencia de infarto de miocardio previo, cardiomiopatía, insuficiencia cardíaca, arritmia, hipertensión e hiperlipidemia que en los pacientes que murieron por el sida y otras causas naturales combinadas, pero compartieron la prevalencia de diabetes, insuficiencia renal y enfermedad pulmonar crónica.
El Dr. Tseng comenta que, como ocurre con cualquier estudio observacional, quedan muchas preguntas por responder.
Fuente: Journal of the American College of Cardiology