Un estudio dirigido por el Dr. Steven Driver, del área de medicina interna de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota, halló que quienes ganaron o perdieron 20 dólares, dependiendo del éxito que tuvieron al perder peso, persistieron en el programa.
Cuando se trata de motivar a las personas a perder peso, el dinero puede resultar muy convincente, muestra el estudio.
Y tampoco tiene que tratarse de una fortuna, recibir apenas 20 dólares al mes por perder 1.8 kilos, o tener que pagar 20 dólares por no perder el peso, es un incentivo suficiente para que muchas personas persistan en su intento para bajar de peso.
Asegura el Dr. Driver que los incentivos y los elementos disuasorios financieros pueden ayudar a las personas a perder peso, y a no volver a recuperarlo durante un año, ya que no es cuestión de hacerse rico, sino de hacerse responsable.
En el estudio, cien empleados voluntarios que eran considerados como obesos (con un índice de masa corporal de entre 30 y 39.9) fueron asignados a uno de cuatro grupos para perder peso: dos con incentivos financieros, y dos sin esos incentivos. Todos los planes para perder peso incluían un componente educativo, y uno también incluía un plan conductual estructurado.
Los individuos de los grupos de incentivos financieros que cumplían con sus objetivos recibían 20 dólares al mes, mientras que quienes no los cumplían tenían que pagar una multa de 20 dólares en un fondo para una bonificación de mayor tamaño. Los participantes de los dos grupos de incentivos que completaron el estudio eran elegibles para ganar la bonificación acumulada al final del estudio.
Al final, quienes recibieron dinero por perder peso perdieron más peso y fueron más propensos a completar el estudio, el 62% de quienes recibieron pagos por perder peso cada mes persistieron en el programa, en comparación con apenas el 26% de quienes no tuvieron la oportunidad de recibir incentivos financieros. En las personas que formaron parte de los grupos de incentivos, la pérdida de peso fue, en promedio, de poco más de 4 kilos. En contraste, los participantes que no recibieron dinero para perder peso perdieron en promedio poco más de un kilo.
El desafío real es extender esta investigación, y ver si se puede desarrollar un modelo sostenible de incentivos financieros que dure más de un año.
Ante la ola de epidemia mundial de obesidad es necesario usar estrategias creativas para ayudar a las personas a comer menos y a hacer más ejercicio, y a hacer todo lo que saben que deberían estar haciendo, se debe pensar en un método integral que aborde mucho más que el aumento de la motivación inicial, y mantener esa motivación a lo largo del tiempo.
FUENTE: Mayo Clinic, Rochester, Minn.