Cuando quieres transmitir un mensaje verbal, el 93% de ese mensaje se percibe por el tono de tu voz y por tu lenguaje corporal.
Las palabras que usas transmiten el 7% del mensaje, el tono de voz del 20 al 30% y tu lenguaje corporal del 60 al 80 %.
Por eso es tan importante lo que dices y cómo lo dices, ser consciente de que tu cuerpo habla más que tu boca es esencial al hablar con alguien si quieres plantearle un negocio o vender tu producto.
En las entrevistas presenciales, en las reuniones a las que acudes, tienes presente que el aspecto personal es muy importante. En cuatro minutos creas una imagen de esa persona que en realidad no muestra ni el 5% de lo que es en su totalidad, pero sin poder evitarlo la primera impresión es la que cuenta.
El lenguaje corporal implica tener en cuenta tu rostro, tus ojos, tus manos, tus brazos y piernas, tu postura y movimientos.
Los ojos tienen un gran potencial de comunicación, si alguien no te mira es imposible comunicarte con él. Pero si alguien te mira fijamente puedes sentirte ofendido o molesto. Cuando le hablas a alguien y éste no te mira está manifestando desprecio. Si desviamos la mirada de nuestro interlocutor, podemos hacer creer que nos sentimos inferiores, que somos tímidos o que no nos preocupa para nada lo que nos están diciendo porque somos superiores a ese tipo de comentarios o conversaciones.
Si miras directamente a alguien transmites atención.
Nuestras manos hablan por su cuenta, ellas muestran nuestro grado de atención, si mantienes las manos cerradas o apretadas, significa que sientes frustración o que escondes algo, si hablas con alguien que tiene su cabeza apoyada en sus manos, se está aburriendo, por lo tanto hay que cambiar de técnica para evitar que se desconecte.
Si hablamos con un movimiento de manos elevado, transmitimos que estamos explicando algo que nos emociona y si por el contrario tu movimiento de manos es escaso, comunicas algo racional.
Nuestras extremidades forman un porcentaje muy elevado de nuestro cuerpo, por lo que dentro del lenguaje corporal nos sirven de barrera frente a nuestro interlocutor, con ellos mostramos nuestro grado de empatía o de seguridad.
Si mantienes las piernas cruzadas durante una conversación, estás diciendo que no estás de acuerdo con lo que la otra persona está expresando, si cruzas los tobillos significa que te callas algo, que escondes una emoción negativa, nerviosismo o recelo.
Cuando acudimos a una reunión y las personas se acomodan quitándose el abrigo, aflojándose la corbata, colgando el bolso…, indicamos que estamos predispuestos a llegar a un acuerdo, a un entendimiento. Transmitimos ganas de llegar a cerrar un trato con nuestro interlocutor.
Es muy común entrevistarnos con otra persona sentados ante una mesa, delante de un café o un refrigerio, si extendemos las manos encima de la mesa y además nos inclinamos ligeramente hacia adelante, significa que estamos relajados.
Si nos sentamos en el borde de la silla y realizamos movimientos inquietos como no dejar de ordenar papeles, jugar con un sobre de azúcar, estamos estresados y queremos finalizar la conversación cuanto antes, si durante la entrevista nos sentamos al lado del otro quiere decir que queremos cooperar con él, si nos sentamos frontalmente quiere decir rivalidad y si nos sentamos en ángulo recto, manifiesta debate.
Son muchos los aspectos a tener en cuenta en nuestro lenguaje corporal, los gestos y actitudes que normalmente pasamos por alto en nuestro comportamiento pero que somos conscientes cuando lo hacen otros.
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