Los niños necesitan dormir; cuanto mejor duerman, más felices serán. Los niños deben tener un sueño adecuado en calidad y en cantidad.
Los niños que no duermen lo necesario están más tristes y reducen su autoestima. Además de ser importante el sueño infantil sin trastornos, lo es hacerlo durante el número de horas correspondiente de acuerdo con la edad. Si bien existen diferencias naturales entre individuos (algunas personas necesitan dormir menos que otras para sentirse bien), los expertos afirman que hay un tiempo de sueño recomendable para distintas franjas de edad.
La Fundación del Sueño de EUA establece que, durante su primer año de vida, los bebés necesitan dormir entre 12 y 18 horas diarias. Entre el año y los tres de edad, el tiempo de sueño recomendable es de 12 a 14 horas. Una hora de sueño menos (entre 11 y 13) es lo indicado para los niños de entre tres y cinco años, mientras que entre los cinco y los diez años, el lapso de sueño infantil se reduce a unas 10 u 11 horas. Para los adolescentes, es de unas nueve horas diarias y, para los adultos, cerca de ocho.
No dormir causa depresión en niños, además de otros efectos negativos. Los trastornos del sueño en bebés, o dormir menos horas de las que el cuerpo necesita, provoca en los pequeños efectos adversos significativos. En particular, repercute en su rendimiento escolar y su estado de ánimo. Además, la alteración crónica del sueño en niños puede tener repercusiones físicas, como problemas de crecimiento.
Dormir menos de lo necesario está asociado con el sobrepeso y la obesidad infantil y aumenta el riesgo de sufrir depresión, concluyen estudios como el realizado por la Academia Estadounidense de Pediatría.
Además, los pequeños están de peor humor, más irritables y tan inquietos que, en muchas ocasiones, sus síntomas se confunden con los del trastorno por déficit de atención con hiperactividad en niños. Todos estos problemas van contra el bienestar del menor, que sufrirá más enfados y más estrés.
Como, además, el sueño afecta su capacidad de prestar atención y su rendimiento escolar, los niños que duermen mal tienden a recibir más regaños y llamadas de atención. Como consecuencia inmediata, la autoestima de los pequeños se ve afectada.
La conclusión es clara: se debe hacer todo lo posible por garantizar que los niños duerman la cantidad de horas recomendada para su edad. Esto puede ser difícil porque suelen oponer resistencia para irse a dormir, y más aún en verano, cuando los días son tan largos que corresponde ir a la cama cuando todavía hay luz natural.
A continuación, algunas recomendaciones para lograr que los niños duerman bien:
•Establecer horarios y una rutina (tomar un biberón o una taza de leche, cepillarse los dientes, leer un cuento, etc.) y respetarlos de forma cotidiana.
•Darles la cena al menos dos horas antes del momento de acostarse.
•Propiciar, en las últimas horas antes de ir a la cama, las actividades relajantes (como la lectura para niños) y evitar las más frenéticas o que los pongan nerviosos (como jugar con videojuegos o usar la computadora).
•Si todavía hay luz natural, hay que cerrar bien las ventanas para evitar que se filtre la luz al interior de la habitación.
Más allá de datos, lo importante es empezar por lo básico, intentar que en cada casa se den las condiciones para que el niño duerma lo que necesita y lo haga sin interrupciones. Es una manera de contribuir a su bienestar.