Un estudio del Proyecto de genes de la longevidad, iniciado por el Colegio de Medicina Albert Einstein, en la ciudad de Nueva York, encabezado por el Dr. Nir Barzilai, halló que las personas mayores con frecuencia son extravertidas y aceptan al mundo con entusiasmo, desde una perspectiva optimista y despreocupada.
Todos los participantes del estudio tenían más de 95 años, y todos eran de ascendencia judía asquenazí (de Europa del este).
Realmente no estaban seguros de qué les había permitido llegar a su edad avanzada, admite el Dr. Barzilai. ¿Se debía a su personalidad o a algo de su genética?, los hallazgos de que estos centenarios comparten rasgos de personalidad tan positivos sugieren que podrían asociarse con la longevidad.
Sin embargo, el mensaje principal del estudio es que estos centenarios tienen una personalidad ‘cool’ ahora, no siempre fue así, lo que abre las puertas a la idea de que nunca es demasiado tarde para adoptar un espíritu optimista.
Los resultado del estudio se publicaron en la revista Aging.
El equipo señala que actualmente EUA tiene unos 53,000 centenarios, que representan alrededor del .2% de la población. Pero no se sabe exactamente en qué forma la genética tiene que ver con la ecuación de la longevidad, al igual que la forma en que las predisposiciones genéticas podrían favorecer a ciertos rasgos de la personalidad que podrían afectar al proceso del envejecimiento.
Para abordar esa segunda cuestión, los autores desarrollaron un cuestionario de 98 puntos diseñados para evaluar la evidencia de rasgos claves de la personalidad, se administró a 243 personas que tenían casi cien años. Tres cuartas partes eran mujeres, y todos compartían la misma etnia, lo que permitió al equipo realizar comparaciones de personalidad entre individuos genéticamente similares.
Se halló que la mayoría de las personas mayores eran personas relajadas, amistosas, escrupulosas y optimistas sobre la vida, algo importante es que se observó que una risa fácil y una vida social activa eran la norma del grupo, además, con más frecuencia compartían sus sentimientos según surgían, en lugar de reprimirlos o evitarlos.
Estos estudios muestran a las personas que deben hacer lo que puedan por manejar mejor el estrés, usualmente, las personas saben qué actividades les ayudan a aliviar el estrés. Por ejemplo, actividad física, yoga, tai chi, reírse mucho, leer o actividades artísticas. Y, por supuesto, dormir lo suficiente. Simplemente se trata de usar el tiempo y la energía para hacer esas cosas.
Fuente: Boston University Medical Center