El tabaco es malo para quien lo consume y para las personas que los rodean, incluyendo a los sensibles adolescentes. Los chicos que son fumadores secundarios presentan un riesgo doblemente mayor de tener una pérdida en la audición.
A dichas conclusiones llegó un estudio realizado por el Dr. Michael Weitzman en la Universidad de Nueva York y publicado en la revista Archives of Otolaryngology – Head and Neck Surgery.
Los autores explicaron que los daños a la audición se deben a que el humo del cigarrillo afecta los vasos sanguíneos del oído. Los chicos con problemas de audición tienen dificultades para comprender lo que el maestro dice en la clase, se distraen y por lo tanto experimentan problemas de conducta o son incorrectamente diagnosticados con el trastorno de déficit de atención.
El Dr. Weitzman recomienda que los chicos expuestos al humo secundario deben ser revisados regularmente
El humo secundario es aquel que aspiran las personas que rodean a un fumador, aunque ellos no tengan el vicio del cigarrillo. Este humo aumenta el riesgo de sufrir múltiples problemas de salud, como enfermedad cardíaca o el cáncer de pulmón. Además, en los niños aumenta la severidad de los ataques de asma e incrementa el peligro de sufrir infecciones en el oído.
Los autores trabajaron con más de 1.500 adolescentes de 12 a 19 años, recolectando información detallada de su salud y de su posible contacto diario con personas que fumaban. En especial, Weitzman les hizo pruebas de audición y exámenes de sangre destinados a evaluar la presencia de cotinina, un derivado de la nicotina.
Y resultó que los chicos con altos niveles de cotinina tenían un riesgo mucho mayor de tener una pérdida en la audición, el Dr. Weitzman detalla que el tipo de problema auditivo que sufrían es clásico de la edad, es decir que surge con el envejecimiento.
El 80% de los jóvenes voluntarios con problemas de audición no estaban al tanto de su afección. Dada la alta cantidad de adolescentes expuestos al humo secundario recomienda reevaluar las políticas públicas destinadas a controlar el tabaco en los lugares públicos.