Una sensibilidad reducida a los irritantes respiratorios puede aumentar el riesgo de neumonía, afirman investigadores dirigidos por la Dra. Julie Mennella del Centro Monell en EUA.
La Dra. Mennella y su grupo de investigadores hallaron que la exposición al humo de segunda mano reduce la sensibilidad de los niños a irritantes que por lo general les harían toser. Y debido a que los pulmones de estos niños no son protegidos a través de la tos, están en mayor riesgo de neumonía, bronquitis y otras enfermedades respiratorias.
A pesar de estos mayores riesgos, el estudio halló que los niños expuestos al humo de segunda mano pueden ser más propensos a desarrollar un hábito de tabaquismo porque la experimentación con cigarrillos puede resultarles menos desagradable.
La tos protege los pulmones de amenazas ambientales potencialmente nocivas, como las sustancias químicas y el polvo. Vivir con un padre que fume debilita ese reflejo, uno de los más vitales del cuerpo humano, señala la Dra. Mennella.
Para el estudio, los investigadores pidieron a 38 niños sanos de 10 a 17 años de edad que inhalaran concentraciones en aumento de capsaicina (el ingrediente que pica de los pimientos chile) de un nebulizador para hacerles sentir la necesidad de toser. De los participantes, 17 eran expuestos regularmente al humo de segunda mano en casa, y 21 nunca eran expuestos al humo en casa. Los padres de los niños también fueron evaluados.
Los investigadores aumentaron la cantidad de capsaicina que los participantes inhalaban hasta que la persona tosía dos veces. Una vez esto sucedía, se registraba el nivel del irritante como el umbral de tos del participante del estudio.
Los niños expuestos al humo de segunda mano necesitaban el doble de capsaicina para desencadenar la tos que los niños no expuestos al humo de segunda mano. Los padres expuestos al humo también eran menos sensibles a los irritantes estimulantes de la tos.
La exposición al humo de segunda mano aumenta el riesgo de un niño de desarrollar enfermedades respiratorias.
Este estudio sugiere que incluso si un niño expuesto no tose, su salud respiratoria podría seguir siendo afectada por el humo de segunda mano.
Investigaciones futuras estudiarán si una menor sensibilidad a los irritantes hace que fumar sea más placentero para los adolescentes, o si el reflejo de tos afectado se puede curar o no.
El 60% de los niños estadounidenses de 3 a 11 años, además de 18 millones de jóvenes de 12 a 19, son expuestos al humo de segunda mano con regularidad.
Los resultados del estudio aparecen en la revista Tobacco and Nicotine Research.
Fuente: Monell Chemical Senses Center