Un estudio dirigido por el Dr. Yi Xu de la Universidad College de Londres en el Reino Unido, revela que el tono de una voz humana y la distancia entre los picos de sonido crean expectativas sobre el tamaño corporal de la persona que habla, y hacen que se perciba como más o menos atractiva.
Los hombres prefieren las voces femeninas que evocan cuerpos pequeños, y las mujeres gustan de tonos propios de varones corpulentos.
Los hombres prefieren las voces femeninas que evocan cuerpos pequeños, y las mujeres gustan de tonos propios de varones corpulentos.
Las voces masculinas graves y las femeninas agudas son más atractivas para los individuos del sexo opuesto, porque estiman más apropiado el tamaño del cuerpo de la persona que habla a partir de la frecuencia de su voz.
El estudio muestra que los oyentes imaginan el tamaño del cuerpo de una persona, e incluso la connotación de lo hablado, basándose en la frecuencia, la calidad de voz y la distancia entre formantes, los picos de intensidad en el espectro de un sonido.
Los autores del estudio sostienen que los gruñidos animales a frecuencias bajas suelen indicar mayor tamaño corporal, dominio o agresividad, mientras que frecuencias altas y tonos puros sugieren menor tamaño, sumisión, e incluso miedo.
Los expertos intentaron probar si se puede aplicar a los humanos un principio similar, y pidieron a voluntarios varones que escucharan una voz femenina que había sido modificada en los tres parámetros, frecuencia, calidad y distancia entre picos, para simular que procedía de un cuerpo menudo. Por su parte, las mujeres escucharon una voz masculina alterada como si su dueño fuese corpulento.
Los hombres preferían voces femeninas con un tono relativamente agudo, pero no tanto como los niños, más susurrantes y con una distancia mayor entre los picos de intensidad, lo que se correlaciona con un menor tamaño corporal.
A las oyentes femeninas les gustaron más las voces masculinas con tono grave y una menor distancia entre formantes, cualidades que corresponden a un gran tamaño corporal. Sin embargo, a las oyentes femeninas también les gustaron las voces masculinas más susurrantes, lo que en realidad corresponde a un pequeño tamaño del cuerpo. La voz susurrante en los hombres suaviza la agresividad asociada con un gran tamaño corporal.
A pesar del desarrollo de un lenguaje complejo, las interacciones vocales humanas siguen empleando ciertos instintos animales.
El estudio muestra que los oyentes imaginan el tamaño del cuerpo de una persona, e incluso la connotación de lo hablado, basándose en la frecuencia, la calidad de voz y la distancia entre formantes, los picos de intensidad en el espectro de un sonido.
Los autores del estudio sostienen que los gruñidos animales a frecuencias bajas suelen indicar mayor tamaño corporal, dominio o agresividad, mientras que frecuencias altas y tonos puros sugieren menor tamaño, sumisión, e incluso miedo.
Los expertos intentaron probar si se puede aplicar a los humanos un principio similar, y pidieron a voluntarios varones que escucharan una voz femenina que había sido modificada en los tres parámetros, frecuencia, calidad y distancia entre picos, para simular que procedía de un cuerpo menudo. Por su parte, las mujeres escucharon una voz masculina alterada como si su dueño fuese corpulento.
Los hombres preferían voces femeninas con un tono relativamente agudo, pero no tanto como los niños, más susurrantes y con una distancia mayor entre los picos de intensidad, lo que se correlaciona con un menor tamaño corporal.
A las oyentes femeninas les gustaron más las voces masculinas con tono grave y una menor distancia entre formantes, cualidades que corresponden a un gran tamaño corporal. Sin embargo, a las oyentes femeninas también les gustaron las voces masculinas más susurrantes, lo que en realidad corresponde a un pequeño tamaño del cuerpo. La voz susurrante en los hombres suaviza la agresividad asociada con un gran tamaño corporal.
A pesar del desarrollo de un lenguaje complejo, las interacciones vocales humanas siguen empleando ciertos instintos animales.