Los hombres se sumaron a esta loca carrera por verse mejor y los cambios sociales hicieron que la estética masculina adquiriera un lugar que antes jamás había tenido: juventud y belleza son valores importantes en casi todas las culturas, y esto es lo que intentan lograr los tratamientos estéticos.
Hablar sólo de estética con respecto a los hombres sería encasillarlos en algo que no es cierto, sí es verdad que los hombres consumen estética y muchos lo hacen no sólo para verse mejor sino también por una demanda en el mercado socio-laboral que se está viviendo. Hoy las empresas toman como empleados a gente cada vez más joven y la presencia es importante.
La tendencia también está cambiando hacia el sector de salud. Es ahí donde hablamos de medicina anti-aging, término que en realidad no es el más indicado, ya que lo ideal es hablar de mejorar la calidad de vida y retrasar los procesos de oxidación corporales.
Los hombres se realizan tratamientos contra las arrugas por ejemplo: la aplicación de toxina botulínica, rellenos faciales con ácido hialurónico, plasma rico en plaquetas para tratar la calidad de la piel. También son especialmente cuidadosos con sus labios, tórax, manchas e imperfecciones de la piel. Otros, en cambio, solicitan la depilación definitiva y demás tratamientos estéticos sobre todo para tratar la adiposidad localizada en abdomen y flancos.
La protección solar ya es un hábito, los tratamientos dermatológicos se popularizaron, y las cirugías son cada vez menos invasivas.
Actualmente de cada diez usuarios de un centro estético, cuatro son hombres dispuestos a cambiar su aspecto, pudiendo llegar a ser igual o incluso mucho más fieles que las mujeres.
Imposible dejar de lado los tratamientos para tratar la calvicie, uno de los problemas más frecuentes para el hombre a partir de los 30 años.
Vale aclarar que los varones cuentan con una ventaja: tienen un umbral de dolor más bajo que las mujeres, cuando toman la determinación del cambio, no dudan nada, hacen la consulta, se realizan el tratamiento, son puntuales en los turnos, y sobre todo siguen correctamente las indicaciones médicas.
No está mal tratar de estar bien, sin embargo, no hay que olvidarse que cada uno está hecho con un molde y cuando cambiamos ese molde dejamos de ser nosotros mismos. Como en todo, los extremos no son buenos.